Beyoncé no para. Estos días ha tenido lugar la boda de su hermana Solange Knowles. Para Solange se trata del segundo matrimonio a los 28 años. Tampoco para, por lo que vemos. Pero mientras la primera boda de Solange fue un despliegue yanqui de dudoso gusto con damas de honor en rosa brillante y una novia de “ciudad dormitorio”.
En aquella ocasión, las hermanas Knowles no hicieron uso de sus consejeros de primera, ni utilizaron el márketing más elemental de imagen/estilo.
Solange, versión “salada frisée” de Beyoncé, se ha casado de nuevo con otro músico. Esta vez el afortunado es Alan Ferguson, un productor musical con un físico cuando menos inquietante.
Ninguno de los dos tiene mucha idea de como vestir. O si la tienen, consiguen resultados desastrosos. Pero Beyoncé es mucha Beyoncé y ha montado la boda de su hermana como otra operación de promoción. Solange ha pasado por el haro y se ha dejado disfrazar. Las imágenes están dando la vuelta al mundo.
La boda, celebrada en Nueva Orleans, pretendía inicialmente ser algo familiar. El código de vestir de todos los asistentes fue el blanco, que no se reservó para la novia. Un toque moderno y favorecedor para las pieles oscuras. El primer modelito que lució Solange recordaba peligrosamente al que utilizó Bianca Jagger en su boda con Mick.
La bandeja de frutas expuesta, chaqueta ceñida y el público sin quitarle ojo al “carrito de los helados”. Los invitados llegaron en coche y los novios en bicicleta blanca. De milagro que no se manchara Solange con la grasa de la cadena los pulcros pantalones blancos de su modelo del elegante Stephan Rolland.
El vestido principal era espectacular. El trio formado por Solange, Beyoncé y su madre, Tina Knowles, la artífice de la bombonería familiar por razones evidentes, iba actual, moderno, impecable.
No obstante, el vestido de Solange era un “déjà vu” total. Un modelo de estilo Balenciaga, que ya con anterioridad había replicado Sybilla, y reinterpretado Tom Ford, que incluso se lo colocó a Gwyneth Paltrow en la alfombra roja.
Meses después, lo fusiló Ralph Lauren y se lo colocó a Lupita Nyong’o en rojo.
El vestido con capa fue una interpretación de Humberto León, el nuevo creador de Kenzo, que aunque no inventó nada nuevo, dio en la diana. Lucieron todos en blanco en la Opera House de Nueva Orleans, rodeados de 200 invitados.
En la lucha de las Knowles contra las Kardashian, Knowles gana el fama e ingresos, Kim en trasero. Y Beyoncé no ha dudado en disfrazar a toda la familia.
Pena que con lo guapísima que es, su hija sea igual que papá, el ínclito Jay Z.
