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Europa y la expansión del narcotráfico colombiano

Europa y la expansión del narcotráfico colombiano
Jorge Cachinero el

 

“Reputación y generación de valor en el siglo XXI” (LIBRO) por Jorge Cachinero en libros.com

Europa es un mercado atractivo y de desarrollo para los narcotraficantes colombianos por dos razones.

En primer lugar, el precio que se paga por el kilo de cocaína en los mercados europeos es de $20,000 frente a los $7,000 que se pagan en los Estados Unidos (EE.UU.).

Obviamente, estos precios no son comparables con los $80,000 por kilo que se pagan en Rusia o los $100,000 por kilo que se llegan a pagar en China. Éstos son los mercados de mayor rentabilidad para los cárteles colombianos, aunque son de más difícil acceso para éstos.

Sin duda, los costes asociados a las mayores complejidades de las cadenas de suministro y de los canales de distribución fruto de la distancia física entre los centros de producción y los puntos de venta tienen su reflejo en estas diferencias de precios.

En segundo lugar, Europa es más atractiva como mercado para los narcotraficantes colombianos que los EE.UU. porque la ruta hacia el norte de América obliga, necesariamente, a enfrentarse a la competencia que representa, en estos momentos, el mexicano Clan de Sinaloa.

Por otra parte, las rutas logísticas utilizadas por el narco colombiano para su llegada a los mercados de Europa son, fundamentalmente, a través de Venezuela, de Perú, de Brasil, de Argentina y de África.

Los riesgos políticos asociados a la situación política actual de Venezuela están obligando a los grupos criminales a replantearse el uso de las rutas utilizadas a través de ese país para hacer llegar sus cargamentos a Europa.

Perú, Brasil -señalados frecuentemente por el gobierno de Colombia como los mayores exportadores de cocaína del mundo- y Argentina se han convertido en los grandes focos exportadores de la Región hacia el resto del mundo y, por extensión, sus mercados domésticos están creciendo dramáticamente desde hace años.

El gobierno de Colombia, por su parte, incauta seis veces más cocaína que el resto de los países de América Latina juntos y, como síntoma de las vías utilizadas por los grupos criminales para el trasladado de la cocaína dentro de la Región, antes de su exportación a Europa, las grandes interdicciones efectuadas por el gobierno colombiano se realizan, fundamentalmente, en las rutas marítimas, en las fluviales, muy escasamente, y, en absoluto, en las terrestres.

África -y, más específicamente, Mauritania, aunque no sólo ésta- se ha convertido en los últimos años en una base logística intermedia desde la que el tráfico de cocaína colombiana aborda el mercado europeo en la confianza de que este cambio en sus rutinas haga más fácil burlar la vigilancia de las autoridades aduaneras y de los cuerpos de seguridad europeos.

La criminalidad asociada al negocio del narco ha cambiado sus comportamientos en relación con los del pasado.

En Colombia, Escobar murió pobre tras intentar retar al Estado, mientras que el cártel de Cali cedió 2,000 empresas al Estado cuando se entregó a la justicia.

Ahora, los grupos criminales, aun pudiendo ser muy agresivos en la defensa de sus modelos de negocio frente a sus competidores, prefieren evitar la violencia porque creen que puede ser perjudicial para un negocio cada vez más diversificado y con intereses en otro tipo de negocios criminales, como la migración de personas o la prostitución. Resulta más fácil y beneficioso para aquéllos corromper los sistemas policial, judicial y carcelario -como ha hecho con éxito el narco en México al penetrar la sociedad y las instituciones- que enfrentarse a éstos.

Frente a este despliegue de las cadenas de suministro del narco colombiano, los gobiernos europeos están desempeñando un papel crítico, en colaboración con las autoridades colombianas, para hacerle frente.

Por ejemplo, el Reino Unido es el gran aliado del gobierno de Colombia en la provisión de información anticipada sobre el transporte, el acceso, la distribución mayorista, la venta minorista y el blanqueo de las regalías dentro del continente europeo del negocio del narco.

España, en cambio, es el gran aliado de las autoridades de Colombia en materia judicial y, en concreto, sobre la aplicación de extradiciones para los miembros de los grupos colombianos establecidos en nuestro país.

De hecho, España es, después de los EE.UU., el segundo país del mundo por el número de extradiciones ejecutadas a Colombia de miembros de los grupos criminales que gestionan el negocio ilegal de la cocaína.

Las buenas prácticas de estos dos casos muestran que hay territorio por desarrollar para reforzar la cooperación en términos institucionales con otros países europeos con los que se deberían compartir lecciones y aprendizajes, que, eventualmente, se acaben formalizando en procesos y en procedimientos internos, tanto de los sistemas judiciales como de los sistemas policiales, y que vayan más allá de las buenas relaciones personales construidas en un sitio o en otro.

 

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