La babilla sentimental

Llama la atención la sorpresa de la gente con las manifestaciones de algunos animalistas tras la muerte de Víctor Barrio. Se muestran sorprendidos con el fondo de inhumanidad y disparate moral de parte de esa militancia. Esto se expresa con un escrúpulo moralista-sentimental infecto, as usual. Ah, oh, uh. A todos estos no se les ha visto decir ni pío, ni guau, ni mu cuando lo del Toro de la Vega. La inhumanidad potencial estaba toda allí. Una crisis o vuelta de tuerca del humanismo, por exagerado que suene. Pero en ese caso la soledad de los partidarios -o indiferentes- fue completa. Se sentía uno un personaje de otro siglo, o un Hermano Izquierdo. Unos por izquierdismo miope, otros por convicción furiosa, otros por recibir el aplausito baboso de Twitter (la misma “red social” cuyo reverso espanta), y otros, en fin, porque por medio esta vez estaba el PP -o sea, el Sentido Común, el Consenso, y el Cazo-, casi todos se encogieron de hombros.
Bueno, el fondo, la raíz, estaba ya en asuntos tan aparentemente superficiales como aquel. No creo que cueste tanto verlo. Estas manifestaciones son la babilla sentimental, que es con lo que se comercia, claro está. Allí sufre el toro, aquí la viuda. El “periodismo” y el “intelectual” (¡sandwich de espanto!) llevan su pluma privilegiada al sufrimiento.