ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Ni sumisa ni durita, simplemente sé tú misma

Gema Lendoiro el

Parece ya bastante aceptado que las versiones edulcoradas que Disney hizo de clásicos cuentos infantiles han mostrado generación tras generación una idea bastante mema de cómo tiene que ser una mujer. Ya no digo sumisa, sino , mema, así en el amplio sentido de la palabra.

Primero con esta idea de que algún día vendrá un príncipe azul a recogerte, en un caballo blanco, te llenará de joyas, un palacio y serás la mujer más feliz del mundo comiendo, por supuesto perdices. Luego llegan a la adolescencia y se encuentran con un mundo radicalmente opuesto donde en revistas hechas ad hoc para ellas les enseñan trucos y reglas (o tips como se dice ahora) para ligarse al chico de turno. Y vendiéndolo como algo lleno de fuerza, carácter y mujer “liberada” les hacen la picha un lío, nunca mejor dicho, mientras que ellos, los adolescentes hombres, están perdidísimos porque, además de las hormonas, ellos no leen esas publicaciones y dejaron de ver Cenicienta más o menos a los cuatro años.

Siguiendo mi costumbre de comprar cosméticos en los quioscos, hoy he comprado una revista (Cosmopolitan, págs 80 y 81) destinada a chicas (pero chicas, chicas, es decir, megajóvenes) porque regalaban un maquillaje que quita las arrugas (claro, por eso la regalan en esa revista porque las que la compran no tienen arrugas) Al lío que me disperso. Los consejos que dan me parece que no distan demasiado del concepto mujer sumisa y mema que no toma decisiones que proclama Cenicienta. Cenicienta es un cuento (aunque cale en la memoria de las niñas) pero lo de estas revistas es, en teoría, la realidad y las adolescentes puede que se lo crean a pies juntillas.  Vayamos punto por punto sobre las cosas que recomiendan y que (en esta ocasión y sin que sirva de precedente) Cosmo señala como erróneas. ¡Albricias!

  • Hazte la dura: Este consejo siempre me ha parecido muy sibilino y cruel. Hacerse la dura, para mí, siempre ha significado interpretar un papel. Una, o es dura o no lo es. Y ni siquiera esto es real para todas las situaciones porque uno escoge qué cosas le llegan al corazón y cuáles no. “No le cojas el teléfono a la primera, tarda en devolverle la llamada un par de días? ¿Por qué? ¿Para demostrar qué? ¿Qué estás “mega liada”? Si ese chico te gusta y parece que encaja con tu, vayamos a caer en la estupidez de decir, príncipe azul, ¿Dónde se esconde el extraño y sibilino interés de darle a entender que estás poco disponible? No sé, es un consejo que escuché mucho estando soltera y que sigo escuchando ahora casada. Echo de menos consejos que se basen en la empatía y la comprensión del otro y no en un suerte de decálogo para hacerte la tipa motera del anuncio de busco a Jacks. 
  • No sabes jugar: ¿No sabes jugar a qué, exactamente? Porque una cosa es jugar a seducir y otra muy diferente es plantearse establecer una relación con la persona que tienes enfrente que, mira tú por dónde, resulta que también es humano y, por lo tanto, se le presuponen unos sentimientos. ¿No sería más sencillo recomendar cosas tan normales como, conócelo, da paseos, id al cine, quedad una tarde con sus amigos (los amigos que uno tiene dicen mucho de sí mismo)?
  • Estás siempre disponible: Entronca directamente con el primer punto y vuelve a dar vueltas a la idea de la mujer sumisa que no puede tomar decisiones. Que tiene que esperar a que la saquen a bailar. Yo me crié con esas premisas tan típicas de “las mujeres no llaman a los hombres”, “las mujeres no dan el primer paso”, “no quedes con él siempre que quiera”…¿por qué? Me lo preguntaba entonces (soltera) y me lo sigo preguntando casada. ¿No sería más fácil quedar si te apetece y si no te apetece no quedar? Es que s siempre quedas, si siempre dices que sí…entonces escuchas el inevitable: Eso es de frescas, de golfas, de mujeres poco decentes y que los hombres buscan ese tipo de mujeres para divertirse pero no para casarse. Y a veces escuchaba eso y yo me decía a mí misma (con 24 años) “pero si yo tampoco me quiero casar con él, sólo quiero ir al cine y a bailar con él”
  • Ser en exceso independiente. ¿En qué quedamos? ¿Sumisa o independiente? Lo uno es porque no te haces valorar, no te haces lo suficientemente la dura y lo otro es porque ¿existe una capacidad para poder sobresalir por encima de él? Eso no sería malo en el caso de que fuera cierto porque las personas somos un compendio de muchísimas cosas y en unas sobresalimos y en otras somos unas zotes y no por ello debemos ser más o menos en comparación con nadie. Mucho menos con un hombre.
  • Exiges demasiado. Normal. ¿Acaso una debe pedir una mierda para sí misma¿ Una debe pedir lo mejor. Y lo mejor no es la perfección sino lo que mejor se ajusta a nostras mismas.

Me alegro sinceramente comprobar que algunas cosas están cambiando en algunas publicaciones femeninas. Me encantaría felicitar a quién lo ha escrito pero no veo la firma. Si alguien me lo dice, lo edito de nuevo y la pongo. También me gustaría poner un enlace pero me temo que no existe (hasta que pase un mes) Pero os pongo este que sí me ha gustado su planteamiento, al menos es bastante real.

Y quizás haber llegado hasta aquí os hace plantearos la siguiente pregunta: ¿Este no era un blog de madres? Bueno, sí, lo es, pero es que también soy mujer y no quiero renunciar a esa parte. Y, además, tengo dos hijas que algún día se enfrentarán a esta sociedad que en algunos aspectos está enferma y en otros es maravillosa. Y quiero que entiendan cosas que a mí me ha costado casi 40 años entender quizás porque nadie me las explicó o quizás porque leí demasiadas cosas absurdas.

Y lo que les quiero trasmitir es que:

  • El cariño no se mendiga, no se pide, se recibe. Por eso no te tienes que hacer la dura, ni la blanda ni nadie que no seas tú. Quien te quiera te tendrá que querer tal y cómo eres, con tus virtudes y tus defectos. El amor de verdad no es ciego, ve los defectos y aún así ama porque establece una balanza donde lo bueno prevalece sobre lo menos bueno.
  • Una mujer independiente no es una mujer ambiciosa, fría, calculadora, es una mujer que se quiere y se respeta a sí misma. Y el que no entienda eso y quiera hacerle ver que es una feminista con ideas raras (esta idea está creciendo como la espuma) ese alguien no merece su compañía, mucho menos su amor.
  • Quiero que sean mujeres libres, que hagan las cosas desde la libertad, que escojan porque les sale del corazón, de la reflexión, no del miedo a estar solas, no del miedo a no tener pareja, no del miedo al qué dirán, no del miedo a nada. Esa es la libertad que yo quiero para ellas.
  • Y, por supuesto, la frase que más escuché durante mi infancia y adolescencia en mi casa, de mi madre, de mis dos abuelas, de mi entorno y de mi colegio: Nunca, jamás, dependas de un hombre económicamente. Y si ellas deciden el un futuro quedarse en casa a cuidar a sus futuros hijos (que me parecerá muy bien si es lo que quieren) que establezcan pactos de antemano para no depender del dinero de otros.

Y en ese camino estoy. Caiga quien caiga. Pese a la sociedad que todavía sigue dando coletazos que buscan anular a la mujer y a tratarla como un mero objeto sexual y/o reproductor.

Así que reitero mis felicitaciones a Cosmopolitan y me alegra sinceramente que las revistas destinadas a las jovencitas comiencen a dar una vuelta de tuerca en las explicaciones que tienen dan sobre temas de parejas.

Puedes buscarme en twitter y en facebook

 

Sin categoría

Tags

Gema Lendoiro el

Entradas más recientes