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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

Los restaurantes del hotel Arts

Carlos Maribona el


Restaurante Enoteca, hotel Arts



Restaurante Arola, hotel Arts


Aprovechando un viaje a Barcelona con estancia en el HOTEL ARTS, he hecho doblete en sus restaurantes, que no conocía. La verdad es que el hotel tiene en estos momentos una oferta gastronómica muy interesante a través de dos restaurantes con asesoría externa. El más veterano de los dos, cinco años ya, es el AROLA, que como su nombre indica está a cargo de Sergi Arola. El otro, LA ENOTECA, es más reciente, apenas un año, pero se ha convertido en una buena alternativa para comer o cenar en la Ciudad Condal. Como asesor-responsable está Paco Pérez, bien conocido por su restaurante MIRAMAR, de Llançá, que cuenta con una estrella Michelin.


 


Cena ayer en La Enoteca, un espacio acogedor que haciendo honor a su nombre está decorado con botellas de vino y todo tipo de objetos para su servicio. Buen equipo de sala, dirigido por Francisco Rodríguez, con la eficacia y amabilidad de la escuela catalana. Carta muy breve, con apenas 8 entradas, tres carnes y otros tantos pescados. Un menú degustación permite un buen recorrido por esta cocina de producto con ligeros toques actuales por 80 € (110 con vinos). Buena bodega, muy completa, que maneja con soltura David Expósito. Una pega, los precios son demasiado altos.


 


Paco Pérez, que tiene aquí como cocinero a Sergio Ruiz, me preparó un menú más largo que el habitual, perfecta conjunción de mar y de huerta, con abundante presencia ya de productos de primavera: espárragos blancos, habitas, guisantes, fresitas… Pérez tiene buenos proveedores locales y eso le permite ofrecer un producto de mucho nivel. Empezamos con algunos aperitivos, lo más flojo de la noche: tempura de algas, reblandecida; correcta versión del pulpo a la gallega con pulpo seco y puré de patata; y un cono de chocolate negro relleno de mouse de parmesano con una fresita encima, combinación extraña que no convence nada. A partir de ahí, el menú va hacia arriba. Excelente la crema de espárragos blancos con sus puntas, yemas de codorniz y trufa, combinación perfecta de sabores y texturas. Rico también el carpaccio y tartar de atún con erizo, puro producto, con el detalle vanguardista de un aire de algas. Perfectas las gambas rojas en una versión al ajillo: una cabeza y tres cuerpos con un ajillo ligero que recuerda sabores perdidos. Y espléndidos los guisantes de Llavaneras con chipironcitos, cebolla tierna y menta. Una delicadeza de plato basado en la calidad de sus ingredientes. Tiene tanto sabor que anula y deja sin interés al siguiente: ñoquis de polenta con crema de patata y trufa, elaboración bastante pesada.


 


Como pescado, un besugo del cabo de Creus, hecho a la plancha, jugoso y en su punto, superado por las estupendas habitas a la catalana que lo acompañan en el plato. Y como carne, un wagyu con fricandó de verduras y, de nuevo, puré de patata y trufa. La carne, fileteada, está irreprochable, pero desentona en un menú en el que predominan los productos autóctonos. Paco me explicó luego que es la única carne que le garantiza una regularidad cosa que no consigue con las nacionales ya que los proveedores reservan las mejores para sus clientes más conocidos. Cerramos la cena con un refrescante postre de fresitas de temporada con sopa de maracuyá y helado de esta misma fruta con albahaca, y otro más regular que combina vainilla, nata, chocolate y granizado de café.


 


Para beber, David, el sumiller, me ofreció, sucesivamente, copas de cerveza Rosita (elaborada en Tarragona, muy interesante); un xarel.lo de Pairal; un chardonnay Petrea; un rosado merlot Gran Caus; y un tinto Pujanza Norte 2004.


 


Comida hoy mismo en AROLA, en su agradable terraza frente al mar aprovechando el día primaveral. A mediodía han incorporado un menú ejecutivo por 32 €, y mantienen el degustación (tres tapas y un segundo a elegir, más postre) por 48 €, y el Sergi Arola (seis tapas, un principal a elegir, prepostre y postre), por 68 €. La cocina está a cargo de Ismael Alonso, y dirige el local Eduard, hermano de Sergi. En la carta, un amplio apartado de tapas frías y calientes bajo el título Los clásicos de Arola, que se completan con otras llamadas De la Boquería, en las que se incluyen los mejores productos de temporada. Para cerrar, dos pescados y dos carnes.


 


En la mesa, pan tostado con tomates enteros, ajos y aceite de arbequina para acompañar las tapas. Vamos probando diversas cosas: sardinas marinadas en maracuyá; lascas de presa ibérica con guindilla, manzana verde e idiazábal (manda mucho el queso); steak tartar con infusión de soja y wasabi y yema de huevo; extraordinarias gambas rojas de Palamós (hay que aprovechar que están baratas estos días); espardeñas salteadas; magníficos pulpitos… y lógicamente las patatas bravas de Arola. Me gusta menos el canelón de perdiz, algo insulso. Tampoco funciona una merluza con guisantes que no sabe a nada (los primeros guisantes no ayudan mucho). Sin embargo está muy rico el cordero con una emulsión de berenjenas ahumadas y mollejas. Antes del postre, unos quesos entre los que destaca un parmesano de búfala. Y para cerrar, una refrescante ensalada de frutas con aire de zanahoria y granizado de manzana. Nivel general satisfactorio en un ambiente informal y agradable. Mención especial para una completa carta de vinos que maneja la sumiller María Sainz, que se declara discípula, aventajada, de Dani Poveda. Acompaña bien las tapas un L-100 de Dávila (loureiro), y el cordero un tinto riojano que no conocía, potente, Exopto 2005.


 


Es importante que los hoteles sigan poniendo al día su oferta gastronómica. Y el Arts parece haberlo conseguido.

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