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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

La Michelin est arrivée

Carlos Maribona el

Con cierto retraso (los responsables de la Guía juran y perjuran que me la enviaron el viernes, pero yo la he recibido hoy) tengo en mis manos la Guía Michelin para España y Portugal 2006. Y qué quieren que les diga: como siempre, una decepción. Ya sabíamos todos (algunos hace semanas) lo de la tercera estrella para Carmen Ruscadella y su Sant Pau. Y la sangrante ausencia entre los triestrellados de El Celler de Can Roca, para mí el mejor restaurante de España en estos momentos. Pero a raíz de las numerosas y duras críticas a la edición anterior, nos prometían una gran renovación en los dos estrellas. Otro fiasco. Sólo uno nuevo, Mugaritz, de Rentería. Creo que es un error, el restaurante no está a la altura ni responde a las posibilidades del cocinero. Y una baja, el entrañable Girasol, de Moraira, Alicante, que ha cerrado. La cosa queda así:


*** (5): Arzak, Martín Berasategui, El Bulli, Can Fabes y Sant Pau.


** (9): Atrio (Cáceres), Akelarre (San Sebastián), Mugaritz (Rentería, Guipúzcoa), El Celler de Can Roca (Gerona), La Broche y Santceloni (Madrid), Zuberoa (Oyarzun), Hacienda Benazuza (Sanlúcar la Mayor, Sevilla), y Tristán (Portals Nous, Mallorca).


Tampoco hay una revolución entre los de una estrella. Cinco bajas, la de Goizeko Kabi, de Bilbao, que me parece injusta; y otras cuatro por cierres o cambios de propiedad: Ses Rotges, de Baleares; La Seu de Miguel Ruiz, de Denia; Lido, de Estepona, y Malena, de Lérida. Y once altas, de las que cinco son catalanas. La cocina catalana es sin duda la mejor de España, pero hay una tremenda desproporción de estrellas entre esa región y el resto. Sigo pensando que los restaurantes catalanes son los más afrancesados de nuestro país y eso se nota en las estrellas. La proximidad con la frontera francesa influye demasiado.


De los cinco catalanes, dos están en hoteles de Barcelona: Caelis (en el Palace, casualmente cocina afrancesada) y Moo, en el Omm, asesorado por los hermanos Roca. Otro está en la costa, en Cambrils (Tarragona), que ya cuenta con otro estrellado, Can Bosch. Se trata del Ricón de Diego, un gran especialista en pescados. Y dos en el interior: Fagony, en Sort (Lérida), un restaurante familiar de cocina tradicional; y Hostal de Sant Salvador, en La Vall de Bianya (Gerona), antiguo hostal reconvertido que sirve cocina catalana con toques de modernidad. Los otros seis que acceden a la estrella (en total hay 96) son. Playa Club, de La Coruña, un lugar en alza, muy recomendable; Casa Alfonso, en Dehesa de Campoamor, Alicante, no lo conozco pero es elegantón y con cocina mediterránea; La Costa, en El Ejido (Almería), muy buena cocina de pescado; El Lago de Marbella, en un sitio precioso y cocina muy interesante; La Sucursal, de Valencia, merecida estrella para el restaurante del IVAM; y Solar de Puebla, en Santa Cruz de Bezana, cerca de Santander, que tampoco conozco aunque tengo buenas referencias. La lista es tan larga que es imposible hablar de los que siguen y de los que faltan, pero llama la atención que aparezca Tragabuches de Ronda cuando su cocinero, Dani García, lleva casi un año fuera de allí. Cosas de la Guía.


En cualquier caso, lo más delirante es la nueva categoría: Mesas con posibilidades para subir el próximo año. Ca Sento, de Valencia (que ya tenía que tenerlas) y El Racó d’en Freixa, de Barcelona, aspiran a dos. Y luego hay ocho restaurantes que aspiran a una. ¿En qué quedamos? ¿Las merecen o no las merecen? ¿Qué es eso de listas de espera? Como ven los inspectores de la Michelin no tienen arreglo. Pero eso, sí, ayudan a que siempre haya polémica.

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