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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Echar a una embarazada

Salvador Sostres el

Una feminista que por lo visto se llama Leticia Dolera y es directora de series, ha echado a la actriz Aina Clotet de su nueva producción porque se ha quedado embarazada. Dice que su papel es, o era, el de una chica que “reconecta con su sexualidd” con muchas escenas explícitas y un vestuario cada vez más ajustada. Y claro, cómo hacerlo si quedó embarazada.

Aunque no sea el tema del artículo, quiero dejar ante todo claro que “reconectar con su sexualidad” es un concepto que en casa siempre lo hemos usado para insultar, y con menos palabras.

Ya sobre el asunto, me parece más que razonable echar de una serie a una embarazada si lógicamente no puede interpretar a una “reconectada” y me parece que, igualmente, cada director de cada negocio o empresa tendría que poder contratar o despedir según creyera conveniente en cada caso y momento. Porque el argumento de la embarazada y el sexo es el mismo que el de la embarazada y la jornada reducida, el de la embarazada y la atención de menos que presta a su trabajo por estar pensando -¡naturalmente!- todo el día en su hijo, e incluso el de la mujer que tarde o temprano ya ves que va a quedarse embarazada. Es normal y hasta recomendable que, con su negocio, cada cual defina sus estrategias de contratación en función de los más elaborados cálculos.

Apoyo a la señora Dolera y me gustaría que ella se mirara en el espejo clarísimo de su decisión y dejara en adelante de decir las tonterías feministas -valga la redundancia- que dice. Celebramos con júbilo cada embarazo del mundo. Cada madre es María y cada cuna es un Belén. Todos, incluso los vegetarianos, estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Todos somos una posibilidad de redención. The Cross is in the ballpark.

Pero que cada cual asuma su destino y las consecuencias de sus actos. De su júbilo y de su tristeza. La señora Dolera no puede poner a retozar a lo bestia a una embarazada, y no por la tonta excusa de que no va a caberle un vestuario cada vez más ajustado, sino porque es una indecencia que a una mujer con su hijo dentro le hagas hacer según qué porquerías, aunque sean de mentirijilla por estar rodando una serie. Estas feministas, tanta dignidad que reclamáis, y no alcanzáis a entender ni sus preceptos más básicos. A ninguna mujer decente se le ocurriría ponerse a hacer según que cosas mientras su hijo la mira desde dentro. ¡Y tú pones la excusa del vestuario! ¡Hay que ser bestia!

El feminismo no puede prescindir de la realidad y tiene que ser más responsable en su agitación y su propaganda. Es inmoral que exijas a los demás lo que luego ni tú puedes hacer. El caso de la señora Dolera no sólo no es una excepción sino que es la representación exacta de lo que tantas veces sucede. El feminismo niega la evidencia y habiendo caído en manos de cuatro histéricas se ha convertido en un linchamiento. ¿Qué hacemos con la directora Dolera? ¿Qué hoguera habéis prendido para ella? ¿Qué hoguera no habría encendido ella si hubiera sido un director macho quien hubiese echado a la actriz embarazada? Piénsalo bien, Leticia, antes de responderme. Piensa esto y piensa en las sandeces que llevas tantos años diciendo. Piensa en el demencial guión de la serie que estás a punto de rodar, y de qué modo tan cínico y grosero proclama lo que luego tú en la vida despides y rechazas.

El feminismo dura lo que tarda en llegar la realidad. Un poco como el comunismo, aunque tampoco hay que despreciar el progreso, porque el comunismo llegaba hasta el final y nos mataba de hambre; y aquí mis feministas, cuando se trata de su pan, despiden a quien convenga. ¡Brindo por la feliz maternidad de la actriz embarazada! ¡Brindo porque el feminismo nos ha reconocido por fin la libertad de despedir, incluso a una embarazada, cuando ya no nos interesa!

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