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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Nosotros, los rehenes (2)

Salvador Sostres el

Mi Cabify de hoy ha venido con un coche de seguridad detrás, que nos ha escoltado todo el trayecto desde plaza Palacio hasta el David Lloyd, justo al otro extremo de la ciudad. El conductor y yo hemos pactado un recorrido especial para no encontrarnos con los violentos taxistas. Hace unos días volcaron un Cabify en el aeropuerto. Anteayer golpearon a otro con una familia con niños dentro.

Mi conductor, chileno, me dice que ni en los tiempos de Pinochet los malos tenían que vigilar tanto para ir por la calle. Barcelona ha sido tomada por una mafia chantajista y violenta ante la cómplice pasividad de su alcaldesa, que una vez más prefiere ceder al populismo que defender la vida y los intereses de sus ciudadanos.

Esto no es una huelga, es un atentado intolerable contra los barceloneses, que hemos sido tomados como rehenes de una banda sin escrúpulos que no entiende los principios fundamentales de la libertad, la competencia y el progreso.

También las empresas editoras de periódicos invirtieron mucho dinero en sus talleres de impresión y llegó luego internet; también lo que se pagaba hace 20 años por un artículo en el papel era mucho más de lo que se paga hoy por un artículo en la web; y yo no he visto al conde de Godó rompiendo iPhones por la calle ni a los que obligatoriamente tuvieron que estudiar la carrera de Periodismo -ese gran fraude-, para poder ejercer, moliendo a palos a los directores de los periódicos digitales porque sus tarifas han bajado o porque ya no es necesario tener una carrera para escribir en un periódico.

Muchos de los sectores de nuestra economía están por desgracia regulados. Y por fortuna siempre llega el progreso bajo la forma de más libertad, y aunque a veces causa daños colaterales, al final redunda sin excepción en beneficio de la Humanidad. Y en cualquier caso la solución nunca es atentar contra la competencia ni menos aún contra los clientes, sino mejorar, competir y ganar.

Pero sería un error entrar en el debate de fondo de lo que los taxistas reivindican, porque por su violencia y su falta de respeto a la vida normal de los demás, merecen ser penalmente condenados y por supuesto inhabilitados. Si tan escrupulosos somos con los políticos, cuya dimisión reclamamos por cualquier nimiedad, es evidente que quien ha tomado a una ciudad entera como rehén tiene que ser apartado para siempre del servicio público. Si se asean y deciden vestir decentemente, igual con el tiempo les aceptan en la plantilla de Cabify.

Si por un master de más o de menos hemos pedido -y obtenido- dimisiones de personas democráticamente elegidas, es evidente que alguien que se ha dedicado durante varios días a manifiestamente perjudicar las vidas de sus conciudadanos tiene que quedar de por vida apartado de cualquier posibilidad de servicio público, especialmente los taxistas, a los que tantas y tan demagógicas lecciones he escuchado dar, proclamando cada día el fin del mundo desde su taxi. Si les juzgáramos con la mitad de la severidad con que ellos se han quejado, diariamente y durante tantos, tantos años de cualquier servidor público, acabarían todos en la cárcel y ellos y sus familias inhabilitados de por vida.

Sea cual sea el pacto político al que finalmente se llegue, los atentados de estos días no pueden quedar impunes y nuestros raptores tienen que recibir el alto castigo que merecen por habernos secuestrado en nuestra propia ciudad.

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Salvador Sostres el

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