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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Semon y su continuidad

Salvador Sostres el

Ganduxer, 31
932 403 088

Semon ha celebrado su tercera Navidad desde que dejó de ser propiedad de mi abuela y quedó, tras el correspondiente proceso concursal, en manos de los hermanos Paulino y Pedro Robles, dos de los más leales trabajadores que tuvo siempre la empresa y mi familia. Semon ha mantenido con ellos su espíritu fundacional, la calidad y la voluntad del mejor servicio tanto en la tienda como en el restaurante, L’Indret, todavía con Juan Cardeñas al frente, y en el catering.

Barcelona sigue teniendo en Semon un exponente gastronómico de prestigio, un negocio próspero y una sugerente idea de crecimiento tanto desde el punto de vista empresarial como del creativo.

Pero por motivos más allá de la comprensión de cualquier persona normal, y hasta decente, la charcutera Mercè Solernou tiene la tan oscura como absurda obsesión de superar a mi abuela incluso una vez fallecida, tal como la izquierda continúa queriendo asesinar a Franco tantos años después de que muriera. Solernou, conocida en los círculos menores por su colmado Mercès y por un catering que recogía las migajas de lo que Semon no podía asumir a finales de los años 90, firmó un contrato de discutible legalidad con la familia propietaria del inmueble donde siempre ha estado Semon, plaza San Gregorio Taumaturgo -que no Traumaturgo, como dicen los taxistas- sin ningún proyecto gastronómico concreto y con el único ánimo de ganar en lo despachos lo que nunca pudo alcanzar ni como empresaria ni mucho menos en el terreno del talento que desde su fundación hasta su continuidad ha estado siempre Semon instalado.

El resentimiento nunca es creativo, lo que en vida no se gana con el talento no se recupera tras la muerte con ningún espíritu vengativo, y sería una verdadera lástima, y una lástima difícilmente perdonable, que los propietarios del local donde Semon lleva más de 50 años establecido castigara no sólo a los clientes de la casa sino a una ciudad entera con quedarse sin su tienda gastronómica de mayor referencia y entidad.

Sin que tenga yo ya nada que ganar o perder en Semon, más allá de la nostalgia del tiempo en que fuimos, estoy en disposición de atestiguar que no es la primera vez que doña Mercè intenta inmiscuirse en el negocio, y que mi abuela siempre la rechazó, por hortera y por incompetente, dos taras letales para cualquier negocio, pero especialmente para un negocio como Semon; y también que en cualquier época, pero muy particularmente en la nuestra, ha de pesar sobre la conciencia de cualquier buena persona -como sin duda lo son los propietarios del local de Semon- dejar en el paro a 60 familias, que es lo que sin duda pasaría si la empresa tuviera que cerrar porque Mercè Solernou se saliera con la suya en su odio y su mezquindad.

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