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Seguir teniendo fe

Salvador Sostres el

Bácaro

Cocina: 9,5
Servicio: 9
Sala: 6

Jerusalén, 6
93 672 17 60 68
08001

Strozzapreti con ragout a la genovesa. Son tan sensacionales que lo que sin ningún tipo de duda procede es llegar y no pedir nada más. Primero un plato y luego otro y luego el siguiente hasta que el cuerpo empiece a flaquear. Restaurante Bácaro, calle Jerusalén, Barcelona. Strozzapreti. Sois tan buenos que hasta he aprendido a escribir vuestro nombre. El ragout a la genovesa se prepara con costilla de cerdo y carne de ternera. La cebolla se cocina aparte -con la zanahoria- hasta que queda disuelta como los independentistas tras la aplicación del artículo 155. Es un plato de una finura extrema, sofisticado por el contraste entre su poder y su sencillez y que crea una adicción incompatible con cualquier sentido de la mesura o dieta. Traiga otro, traiga mil. Este plato corona la gloria y cancela resentimientos: total, son 15 euros.

De vez en cuando nos encontramos con uno de estos platos. No suele pasarnos, pero de vez en cuando lo encontramos, sosteniéndose en el alambre de la casi perfección con que Dios señala a muy pocas cosas, situaciones o personas, y que tú enseguida sabes que estás ante uno de los acontecimientos que elevarán tu vida y tu alegría cuando lo recuerdes. Vivir no siempre es fácil y hay amarguras y distancias que te hieren hasta que legítimamente llegas a plantearte si realmente merece la pena. Pero luego llegan estos strozzapreti y piensas: “bueno, bueno, tampoco hay prisa para marcharse, ¿no?”.

Bácaro te recibe en su barrio en que somos una excepción los católicos, con su interiorismo que al principio parece destartalado y luego no es que no lo sea, pero te hace sentir extrañamente confortable. Cuando estén seguros de haberse hartado de mi plato, prueben todos los demás. No pidan la carta. Dejen hacer a la casa. Hasta con el vino. ¿Para qué preocuparse? Todo es buenísimo, ellos son muy buena gente y están tan orgullosos de lo bien que lo hacen y de que tú estés contento que en ningún momento se les ocurrirá engañarte, o darte este o aquel plato porque sea el más caro. Su único propósito es tu satisfacción y yo puedo asegurarles que saben cómo lograrlo.

Celebremos la vida, celebremos el sabor y la textura de cada cosa, el amor de las cocinas talentosas y que enciende los corazones. Agradezcamos la luz y la esperanza que nos confiere la mejor expresión de lo que somos, porque los ídolos de ahora, cuando llegue la tristeza, que siempre llega, nos servirán para ayudarnos a creer que todavía tiene sentido seguir teniendo fe.

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