Gresca
934 516 193
Provenza, 230
08036
Cocina: 10
Sala: 8
Servicio: 7
Gresca es sin duda la sensación del verano, abierto todos los días y toads las noches como siempre tendrían que estar abiertos los bares, las iglesias y los restaurantes. Gresca brilla con una luz distinta de cualquier otro restaurante, gracias al talento de su autor y propietario, Rafa Peña, que ni forma parte del universo Adrià ni anda en las simplezas de la cocina llamada de producto o tradicional. Me ocupé de Gresca hace algunos meses celebrando su excepcional nivel pero en los últimos meses ha afinado todavía más su cocina, situándola en unos niveles de insólita gracia de muy difícil por no decir que casi imposible superación.
La idea de escribir este segundo artículo hacía tiempo que me acompañaba, a pesar de la lista de restaurantes sobre los que todavía no he escrito y que también merecen mi inteligencia, mi dinero y mi prosa. Pero acabó de concretarse el otro día cuando mi amigo Ignacio tuvo la muy molesta ocurrencia -digo muy molesta así en general, aunque como verán fue una bendición en este caso- de pedir pan con tomate. Yo ya no tengo edad de pedir ni de comer pan con tomate. Lo accesorio, como la vacación, es para los empleados. No me dí cuenta cuando lo pidió y me cabreé cuando nos lo trajeron, pero por pura inercia lo probé, solo, otra vez el pan con tomate y yo después de tantos años, y el lógico cabreó se volvió agradecido júbilo porque pocas cosas he probado en los últimos años tan estilizadas, potentes y verticales como el pan con tomate de Rafa Peña en su Gresca estratosférico. No parece tener nada de especial y todo en él es tan normal y hasta convencional como aparece en la fotografía que ilustra este artículo y que he tomado del blog Observación gastronómica, del gran Philippe Regol, a quien tanto debemos los clientes de restaurante, pero al comerlo la intensidad del aceite, la textura del pan y la acidez del tomate recuerdan, embistiéndote en perfecta comunión, al toro Idílico que José Tomás indultó en la Monumental.
Este pan con tomate merece una detenida reflexión sobre la calidad y la gracia, sobre con qué poco basta para hacer algo extraordinario cuando tienes talento y sabes elegir. En la cocina y en la vida, lo más sensacional nunca es rebuscado pero cuando lo intentas hacer tú y no eres un genio comprendes que a veces Dios cose a mano y que, como Armani, tiene distintas líneas de creación. Hay que ir a Gresca constantemente y hay que comérselo absolutamente todo. Tráigalo todo y traiga mil. Los precios hacen morir de la risa pero por la cuenta que me trae no quiero ponerme estupendo. Destacar que cuando Rafa no está, los cocineros Cahrly, Alberto y Pau (Pau se nos va en septiembre, para abrir su propio restaurante en Poblenou) cubren a la perfección al dueño e interpretan con alta fidelidad y respeto su cocina magistral.
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