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Blogs French 75 por Salvador Sostres

La cabeza de la vaca

Salvador Sostres el

Casa Leopoldo
San Rafael, 24
934413014
08001

Cocina: 9
Servicio: 8
Sala: 8

Nos brindó Romain Fornell el lunes dos cabezas de vaca, dos, para el delirio de la afición convocada. De primero, veinte ostras cada uno de Joël Dupuch y Bollinger a voluntad como si brotara por la metáfora actualizada de los panes y los peces. Estaban, entre otros, José Gaspart, Nando Jubany, Carles Gaig, el doctor Miquel Brossa levantando acta del prodigio para su próximo libro, un médico francés que no era médico, Nacho de Sanahuja que quedó tan maravillado como todos y al día siguiente tuvo el valor de explicarle al público catalanista de su radio que para ganar hay que meter el cuchillo y saber sobreponerse al prejuicio. Dos cabezas de vaca, dos, que recién presentadas parecían que fumaban por el humo que todavía les salía de la boca.

Quince amigos al abordaje. No sabíamos si nos odiarían más las feministas o las vegetarianas, porque las terneras eran hembras y lechales. Hay que entrar hasta el fondo y proclamar la gran victoria del hombre vertebrado. Somos los que bajamos del árbol. Para comer en condiciones antes hay que matar. Tête de veau. Romain Fornell, ni siquiera París tiene a un cocinero que interprete con tanta finura y delicadeza la cocina francesa.

Casa Leopoldo, que Romain junto a su socio Óscar Manresa han rescatado del polvo y de la decadencia para que por fin se coma bien en esta casa, mucho mejor de lo que siempre relató la carraca de los deprimentes cronistas de la izquierda que conocieron el lujo haciendo encuestas y que ni con el mucho dinero que ganaron haciéndose los pobres -cuando eran no más que unos cínicos ventajistas sin escrúpulos ni vergüenza- llegaron nunca a saber comer ni a elaborar sobre la cocina un relato inteligente que superara sus ridículos complejos. La Transición no quedará completa hasta que no liberemos el realto cultural español de los que perdieron -¡y suerte que la perdieron!- la Guerra.

La tête de veau es una monumental receta de la cocina tradicional francesa, con las salsas ravigote y gribiche para coronar La Civilización y recordar que somos superiores a las bestias aunque sólo sea porque nos las comemos tras cuatro horas de cocción, hervidas con las más escogidas verduras y especias. Hay una superioridad, humana y creativa, que se expresa en la precisión, en los puntos de cocción y en la textura de nuestra mejor cocina. Hay una elevación, alegre y masculina, que celebra una cabeza de ternera lechal como demostración de nuestro más sofisticado refinamiento. La cultura es matar vacas y comérnoslas. Barbarie es igualarnos con los animales: afueras de Dios, Creación extraviada.

Comamos tête de veau dos o tres veces al año. Ocho amigos por cabeza -si puede ser hombres, para evitar lloriqueos animalistas (o feministas)- y la tarde libre: conviene encargarlo con un mes de antelación, siempre en Casa Leopoldo, con Romain al frente para administrar la velada a su ritmo exacto. Tomemos ostras para empezar y bebamos champán, mucho champán, porque la vida que no se celebra es vida malgastada. Somos los que vinimos al mundo a gastarlo. Orden y desodorante. Hay salvación y hay esperanza.

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