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Blogs French 75 por Salvador Sostres

El humor del dueño

Salvador Sostres el

Informal 

Cocina: 8,5
Sala: 8,5
Servicio: 8,5

931 691 868
Paseo Colón, 9
08002 Barcelona

Jordi Serra es uno de los señores más simpáticos de Barcelona y con un sentido más suave de lo que el lujo es y representa. El “lujo suave”, que es mi nuevo concepto de esta semana, es el que se opone al lujo pedante, al lujo que te hace estar pendiente del lujo y no de pasarlo bien, que es de lo que se trata. Jordi Serra creó una exitosa empresa informática que ni sé ni me importa de qué tipo de informática era, porque yo también soy lujo suave y estoy por lo que hay que estar; pero lo que sí conozco y esto sí que me importa, es la brillante operación económica que hizo al venderla. Brillante y suave, suave. Con la propina creó The Serras, el hotel de Barcelona que vende hoy más caras sus habitaciones y que siempre está lleno. The Serras es un sonriente hotel situado al lado de Capitanía, suave como su dueño, confortable y que se fija en los detalles. El Informal es su restaurante, liderado por Marc Gascons, el chef de Els Tinars, en la Costa Brava.

Si Gascons presenta en Els Tinars una cocina más que popular, populista, con su carta interminable de lugares comunes y de “esplais” de media tarde; en el Informal, influido por su dueño, consigue estilizarse, dejar de ser obvio y previsible y hasta dar de comer a ciudadanos y no a gente del interior que todo es estómago y nada cerebro. La cocina del Informal huye del localismo de las Teresinas de Els Tinars y consigue ser tan estimulante como el hotel y las expectativas que despierta en sus clientes. Producto e inteligencia en su medida exacta, finura en las composiciones finales, exactitud en los puntos de cocción y ese punto de imaginación no cargante que pone de buen humor y hace pensar en la Gracia, que es infinita como todo el mundo sabe.

La derecha siempre hemos sido paternalistas y muy de la opinión de que el humor del dueño es lo que tiene que definir el carácter de sus propiedades y empleados. En el caso del magnífico Jordi Serra es minuciosamente así, y basta almorzar en Els Tinars y cenar en el Informal para entender que la distancia entre Gratallops y Manhattan es más moral que física y que se puede recorrer en hora y cuarto si tienes un dueño de lujo suave y sonriente, favorable a los intereses de la Humanidad, amigo mío y con un amor por la vida como el amor con que Dios nos hizo y al que tanto debemos. ¡Arrodíllate, insensato!

Los precios tienen más que ver con el hotel que con el restaurante. El servicio está conformado por chicas hermosas y encantadoras que saben cómo hacer sentir bien a los clientes: lujo suave once again, muy de “me va, me va el color/ si es natural”.

Jordi Serra no tiene todavía el elixir de la eternidad pero junto a él y sus carcajadas nuestros días parecen inmortales.

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