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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Dos Cataluñas

Salvador Sostres el

Artur Mas y Germà Gordó son y representan todo lo contrario. Si el único propósito de Mas ha sido el poder, Gordó es un hombre de Dios y un nacionalista convencido que ha intentado obrar siempre con virtud y que si ha cometido alguna irregularidad no habrá sido para enriquecerse.

Puede que Gordó haya intentado buscar maneras creativas de financiar a su partido -tan creativas como todos los gerentes de todos los partidos que alguna vez han tocado poder- y en cambio Mas sacrificó primero a CiU y luego a Convergència para retener la presidencia de la Generalitat, financiando sus pantomimas y sus delirios con el dinero del conjunto de los catalanes.

Mas, que nunca ha sido independentista, ni siquiera nacionalista, prometió un referendo y de espaldas a los independentistas pactó con el Gobierno una charlotada participativa vacía de cualquier contenido político y que como todo lo que ha hecho este hombre nos salió carísima. Mas: ese tipo de Braveheart que no quiere meterse en líos. Luego el día de la farsa quiso pasarse de listo proclamando oficialmente los resultados y por eso le procesaron, aunque quienes de verdad tendrían que inhabilitarle de por vida son los catalanistas, por lo que ha llegado a estafarles.

Gordó acabó en Convergència con las prácticas mafiosas de Jordi Pujol Ferrusola, puso orden en las finanzas del partido, fue austero y comedido, y si tuvo que llegar a algún tipo de acuerdo con algún empresario para financiar alguna campaña electoral pues probablemente lo hizo, como hacen todos los partidos y lo seguirán haciendo mientras su financiación no esté bien resuelta.

Mas ha sido la personificación de la corrupción, del fraude, de la estafa, de lo peor de la política. Lo ha sido para el Estado y para los catalanes que también se sienten españoles pero sobre todo lo ha sido para los independentistas, de los que siempre ha intentado aprovecharse primero para colmar su ambición puramente autonomista y luego para dar rienda suelta a su resentimiento de títere vencido con las vergüenzas al descubierto. En todo ha sido derrotado y todo lo que ha tocado ha quedado arruinado e inservible. Contra él hay causa y hay motivo.

Germà Gordó ha sido un digno servidor público y un político que nunca ha querido hacer daño a nadie y que ha tenido una idea clara y positiva del bien común, de la compasión y de lo que es justo.

En la Cataluña de Artur Mas nada quedaría en pie, ni él mismo, todo destruido por su fatalidad inaudita. En la de Germà Gordó todos viviríamos razonablemente tranquilos, con nuestra humana imperfección perdonada y comprendida y aspirando a ser un poco mejores cada día.

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