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Blogs French 75 por Salvador Sostres

El Barça evidencia en Turín su final de trayecto

Salvador Sostres el

Sin saber qué Barça comparecería en Turín, llegamos a los cuartos de la única competición que importa. Luis Enrique se presentó con un 3-4-3 romántico, con Rakitic en el eje del rombo y Messi abierto a la derecha. La presión altísima de la Juve no nos dejaba respirar. Higuaín de cabeza casi marca en el minuto 2 pero su cabezazo se lo encontró Ter Stegen en el centro de la portería y sobre la misma línea de gol. El agobio italiano era intensísimo y el Barça no conseguía pasar de medio campo. Luis Enrique le gritaba agónicamente a su portero que jugara la pelota en largo y el alemán sufría demasiado cuando no le hacía caso. Y lo que se veía venir sucedió: Dybala, aunque es verdad que libre de marca, se volteó dentro del área para cruzar un soberbio disparo seco y preciso lejos del alcance de Ter Stegen.

Turín empezó a parecer París, con una Juve que ya empezaba a tener lo que quería y un Barça que divagaba sin nervio ni intención, con la arrogancia de un Estado que cree que basta la burocracia para ganar. Todo mediocre, previsible, horizontal. Los azulgrana parecían un sindicato, con Mathieu -qué malo llega a ser, el pobre- como liberado para negociar el convenio colectivo. A la Juve le sobraba con especular para contener lo poco y pobre que intentaba hacer el Barça.

Neymar -ese chico al que el Barça paga a precio de estrella y que se perderá el Clásico por hacer el mono en Málaga- intentaba fallidas filigranas que no sólo no aportaban nada sino que generaban peligrosos contraataques del contrario. Messi compareció en el 20 para servirle una prodigiosa asistencia a Iniesta, que remató con su habitual delicadeza para que Buffon acreditara su talento con una mano extraordinaria. Pero fue un espejismo en la nada y quien volvió a marcar fue Dybala, en el 21, de un buen disparo desde el borde del área. Mascherano le dejó solo y el Barça naufragaba sin argumentos para consolidar ni que sólo fuera un poco de esperanza.

Brillante el argentino Dybala en su primer partido importante. La Juve competía en condiciones aunque sin ser nada del otro mundo. El Barcelona jugaba como un padre que quiere entender la vida de su hijo sin saber qué son las redes sociales. Hablando de internet, bello gesto en Dortmund. Al conocerse la suspensión del encuentro, los vecinos de la ciudad ofrecieron a través de Twitter y Facebook sus casas a los aficionados del Mónaco para que pudieran pasar la noche en sus casas, a la espera del partido se juegue hoy a las siete menos cuarto de la tarde.

En Italia, el descanso fue un alivio para el Barça.

La segunda parte empezó con la entrada de André Gomes, que es como si Rajoy hubiera fichado a Zapatero de ministro de Economía para salir de la crisis. Lo positivo es que como mínimo se fue Mathieu, la versión futbolística del Ecce Homo repintado por Cecilia. Messi casi marca en el 46 pero falló lo que nunca falla. También la tuvo Suárez. El Barça quería ser más vertical pero no había manera de que marcara. La Juve hacía poco pero lo hacía bien y en el 53 Ter Stegen salvó con el pecho un disparo de Higuaín que lo tenía todo para ser el tercero. Pero el Barça jugaba sin red de seguridad y a la salida del siguiente córner, Chiellini consiguió lo que Higuaín, en el mismo minuto que Di María marcó el 3 a 0 en París.

El Barça pudo marcar pero Suárez no estuvo fino y Buffon sí: qué bueno que es todavía Buffon, tan bueno como ha sido siempre. El árbitro le anuló un gol a Khedira por un fuera de juego que no lo era y el Barça daba una imagen de impotencia y de frustración que hacía pensar en que el equipo, y el club, necesitan a alguien que tenga una idea valiosa para poder construir un proyecto nuevo. Valiosa o no, ¿es capaz Bartomeu de tener alguna idea? Sería la primera vez, y a todos nos dejaría boquiabiertos. Entre algunas noches afortunadas y los restos de su inmenso talento, el Barça no acaba de verse reflejado en el espejo de su evidente final de trayecto, pero un banquillo cansado y un palco vacío (de inteligencia) son la receta perfecta para alargar la agonía y hundirse en la miseria.

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