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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Richelieu (Leído en @HerreraEnCOPE)

Salvador Sostres el

Mi amigo Fernando Bermejo me llevó ayer a su nuevo bar de cabecera, Richelieu, en la calle de Eduardo Dato. No me advirtió de qué me iba a encontrar, simplemente me llevó y sólo con entrar me di cuenta de que todo me había pasado allí aunque nunca hubiera estado.

Y aunque según sentencia de la doctora Torrejón tengo que insistir todavía unos meses en mi abstinencia, y sólo pude pedir una absurda agua con hielo, sentí el esplendor de Richelieu apoyado en su barra soberbia y los asientos de piel me recordaron quién soy pese a las momentáneas privaciones. Soy la derecha y este bar Richelieu con su clase, su decadencia estilizada, el ABC como periódico de cabecera y unos camareros amables y con mucho oficio, sabedores de la palabra exacta y sobre todo justa.

Hay bares que ayudan a vivir y Richelieu lo sabe todo de ti; y aunque yo ahora tenga que conformarme con agua y te, guardo el recuerdo eufórico del gintónic y casi pude notar el toque de Tanqueray en los labios sentado en el que ya es mi nuevo bar, con todos los galones.

Hay que beber y hay que beber bastante, y si puede ser en capitales que alguna vez tuvieron imperio.

Han pasado los años, y los quilos, y una fuerza que ya no es la que era. Sé que tengo que adelgazar y adelgazo. Sé que sin beber alcohol me encuentro mejor y llevo dos meses sin probar una gota. Esto es lo que hago ahora, pero ¿quién soy? ¿Quiénes somos mis amigos y yo? Soy y somos los que cuando entramos en Richelieu un resumen de la felicidad nos viene a la memoria. Somos los que de una conversación sabemos hacer la justificación de una vida. Somos los que no contamos las copas sino la felicidad que dejan flotando en el aire de un bar bien puesto y que dan grueso y textura a la franca amistad de los hombres.

Mi querido Richelieu, un día volveré y será para quedarme.

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