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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Si yo hubiera sido de izquierdas

Salvador Sostres el

Cada segundo jueves de mes se instala en General Goded, limitando con el Turó Parc, un puesto de embutidos de la Cataluña interior, de la Vall del Ges concretamente, y yo les compro siempre que paso por allí y les veo, o si me acuerdo y acudo expresamente. La cabezada de lomo es memorable; la longaniza también, aunque yo prefiero la de Sort o la de Casa Cunilla, en Barruera.

Ayer pasé y el puesto resistía noble bajo la lluvia intermitente, pero tuve que reprimir mis instintos porque desde hace unos días estoy a dieta. Había llegado a extremos lamentables, o más lamentables que de costumbre, por decirlo tal vez de un modo menos inexacto.

Pasé por el magnífico puesto yendo camino del Coure, donde había quedado para almorzar -suave- con tres amigos. Y ahí estaban, sensuales, mi cabezada y me longaniza. Y ahí estaba, también, mi dieta imprescindible.

Si yo hubiera sido un resentido de izquierdas habría incendiado el tenderete, habría mandado detener al señor charcutero, y habría escrito en este blog una fatua contra los maravillosos productos porcinos, para que mi privación fuera la del mundo entero, y para proyectar mi frustración en el dolor de los demás.

Pero como soy un alegre chico de derechas, como la derecha soy yo y ni la dieta puede robarme esta inmensa alegría de estar vivo, me acerqué al puesto como cada segundo jueves de mes, abracé con el mismo entusiasmo de siempre al maestro charcutero, y le pedí que me pusiera lo mío pero multiplicado por tres, en tres bolsas distintas, que regalé a cada uno de mis amigos cuando fueron llegando al restaurante.

Hay cosas que me salen bien, un poco por fortuna y bastante por voluntad. Pero ésta de los embutidos, no. Ésta no me salió bien, ésta soy yo. Yo soy así y ésta es mi actitud. Porque estoy contento y agradecido. Porque pienso que la vida es un lugar maravilloso. Porque soy partidario de estar contento, de las sobremesas, de reír, de crecer a través de los demás, de la ternura como metáfora de la solución universal, de la generosidad como pauta cívica, y de vivir alargando los dedos para tocar la cara de Dios.

Grandes alegrías de mis amigos, grandes pulardas con trufa negra, memorables quesos Reblochon y Fourme d’Ambert, longitudinal sobremesa.

Qué bello es el mundo, y qué fértil, cuando corta y reparte la derecha. ¡Alegría! ¡Que nadie se vaya nunca de esta mesa!

Sólo cenizas habrían quedado si yo hubiera sido de izquierdas.

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