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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Unas nuevas elecciones

Salvador Sostres el

Unas nuevas elecciones en España no son deseables, pero tampoco son lo peor que podría pasarnos. Si el Partido Socialista insiste en comportarse con su radicalidad de grupúsculo antisistema, y no entiende que como dice Susana Díaz ha obtenido “los peores resultados de la Historia”, lo que no puede hacer el Partido Popular, ni siquiera Ciudadanos, es aceptar pactos demenciales para darle el capricho a Pedro Sánchez de alargar artificialmente su absurda y prescindible carrera política.

Un país, y un país como España, es y tiene que ser algo más que las tonterías de un cantamañanas vanidoso y tercermundista, con sus estratagemas de tirón de bolso y su raquítica idea de lo que es un Estado.

Si este chico no es capaz de entrar en razón, y de permitir que gobiernen los que saben hacerlo, tendremos que repetir las elecciones y esperar que los españoles se den cuenta de que confiar en este Partido Socialista es inútil y temerario.

Porque trata de elegir al presidente del Gobierno, por supuesto; pero también de preservar la democracia, de asegurar la gobernabilidad, y de no dejar las instituciones en manos de quienes ni han ganado las elecciones ni tienen ninguna intención de preservar la recuperación económica, y sólo buscan dar rienda suelta a su ideología equivocada, sectaria, y que tanta miseria y muerte ha causado allí donde se ha aplicado.

En un país normal, con una izquierda normal, como lo fue la de Felipe González, la posibilidad de que gobernaran los socialistas sería sin duda mejor que la repetición electoral. Pero tal como estamos en España, y dada la indigencia intelectual y política de Pedro Sánchez, cualquier concesión a sus calamidades es poner en riesgo nuestra prosperidad y asomarnos al abismo de la crisis y la desesperanza.

Repetir las elecciones no es por desgracia nuestro peor escenario. Con un candidato como Pablo Iglesias, y otro como Pedro Sánchez, valen más unas urnas a tiempo que no que estos manden, y al final votar se convierta en una broma pesada, como con sus amigos los venezolanos.

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