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Blogs French 75 por Salvador Sostres

El restaurante de la derecha

Salvador Sostres el

La Lonja en Barcelona es el restaurante de la derecha. De la derecha en efectivo, lejos de la Visa de empresa. De la derecha culta, civilizada. La Lonja es un restaurante seguro, que nunca falla con la materia, sutil y refinada, con muy estilizadas interpretaciones de la cocina de siempre, y con unos clientes que formamos un club aunque la mayoría ni nos conozcamos. Resultan fundamentales los restaurantes que identifican a sus “regulars”. Alguien que va a la Lonja con asiduidad es alguien de quien te puedes fiar. Le podrías comprar una casa con sólo darle la mano. Tu dinero estaría más seguro en su bolsillo que en el banco.

Mariscos en el punto exacto. Grandes pescados. Carnes extraordinarias. Ahora tienen ceps, que es temporada. Los días que hay lentejas, lentejas. Maravillosa fabada, un rabo que es miel, y la ternera estofada. También los postres son buenos, para señoritas y aficionados.

Hay que ir a Lonja como quien va a Suiza a ver cómo lo suyo avanza. La Lonja es un símbolo, un baluarte, la divisa de una Civilización que decae pero que todavía conoce el punto de cocción de las cigalas, cómo hay que laminar el entrecot, o cómo hacer del rape rebozado el Álamo de un mundo que se niega a no distinguir entre bien y mal, y tozudamente no sucumbe a las alcantarillas del relativismo en las que la Humanidad se deshilacha y se pudre la esperanza.

Soy cliente de muchos restaurantes y algunos los llevo siempre en el corazón y estoy en ellos aunque no vaya. He conocido el talento, la desgracia, a grandes maîtres, a cocineros afectados que pretendían hacer pasar por inspiración lo que simplemente eran mal resueltos problemas personales. Pero como en ninguna otra casa he visto en La Lonja un homenaje a la delicada perdurabilidad de las cosas, una vibrante oda a la rutina que cose un día con otro y hace que todo sea más amable, y que todo tenga más sentido.

La derecha de la que hoy casi todos se avergüenzan, hay que reivindicarla aunque sólo sea para morir en pie y no como una cucaracha. Oscuros tiempos se acercan, de inestabilidad y fracaso. Que lo que sea que tengamos que ver, nos pille en una mesa bien puesta, con nobleza hasta el final en cada plato, y con la vieja ternura que la vida siempre confiere a quienes han sabido usarla.

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