La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, no sabe cómo se llama el presidente de El Corte Inglés y yo preferiría que el presidente del Corte Inglés, que por cierto se llama Dimas Gimeno, no tuviera que saber que la alcaldesa de Madrid se llama Manuela Carmena.
Si una alcaldesa de una ciudad como Madrid no sabe cómo se llaman los principales empresarios de su ciudad, ¿qué es lo que sabe?, ¿cómo piensa favorecer la creación de riqueza y la creación de puestos de trabajo?
Una ciudad, como un país, son sus empresarios. La tropa es subalterna y la mano de obra, intercambiable. Son los empresarios los que marcan la diferencia con su riesgo, con su instinto, con su generosidad y con su talento. Sin empresarios, un país no existe. Y en cambio fabricar, podemos fabricar en cualquier parte. El alcalde de Londres, Boris Johnson -¡qué diferencia!- ha dicho: “Dejad de molestar a los bancos, sin ellos no somos nada”.
Especialmente los políticos populistas, especialmente los políticos de la extrema izquierda, tendrían que saberse de memoria el nombre de las empresas y de sus dueños, porque para cumplir las absurdas promesas que hacen, necesitarán mucho dinero, y el dinero, como los puestos de trabajo, sólo los crean los empresarios.
No los crean los sindicatos, no los crean las plazas de indignados, no los crean los políticos populistas con su ignorancia y su farsa. Los crean los empresarios, esos empresarios que Manuela Carmena no sabe cómo se llaman.
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