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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Entrevista a Javier Jaén, ilustrador

Entrevista a Javier Jaén, ilustrador
Pablo Delgado el

En la actualidad, los ciudadanos estamos sobrecargados de estímulos visuales. Unos estímulos que nos llegan constantemente a través de las pantallas de los móviles, tablets, televisores, el cine, también de los carteles que vemos por las calles, de los escaparates de las tiendas, y en definitiva, de la vida que nos rodea. En ese entorno, Javier Jaén (Barcelona, 1983)  es un magnífico experto para sacarle todo el jugo a aquello que le envuelve en su día a día, y así, plasmarlo en imágenes para portadas de libros, ilustraciones editoriales y comunicación cultural. Con un significado e impacto que no deja indiferente a nadie. Desde una perspectiva conceptual muy elaborada, en donde el humor, lo simbólico, y sobre todo, la estética, logra crear un lenguaje narrativo diferente a través de la utilización de las herramientas básicas del diseño y la ilustración, para usar todos los elementos cotidianos que están a nuestro alrededor. Con una comprensión madura del poder de las imágenes y la diferencia entre cómo funcionan los gags y su significado, sus imágenes impulsan a la opinión pública y a los comentarios.  Lo que le ha servido para lograr un merecido reconocimiento internacional, ya que realiza trabajos para The New York Times, The Washington Post, Le Monde, Time, Harvard University, National Geographic, y  para The New Yorker, entre otros.

¿Cuándo y cómo surge su interés por el diseño y la ilustración?
Nunca tuve especial interés por ninguno de los dos como disciplina, entre otros motivos porque no sabía que existían. Nadie en mi entorno se dedicaba a estos campos. Desde pequeño siempre me interesaron las imágenes, la música, la comunicación, pero en un sentido mucho más amplio. Pasé la adolescencia pensando que quería ser periodista, incluso trabajé varios años en una emisora de radio. Supongo que he llegado a trabajar con diseño, ilustración, escultura o fotografía como medios con los que cristalizar un mensaje, no como lenguajes en sí mismos.

¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen ilustrador?
Para contestar esa pregunta deberíamos primero acordar qué es una buena ilustración, y eso no lo tengo demasiado claro. Creo que no está necesariamente vinculado a lo que entendemos habitualmente por saber dibujar. A mi me interesan las imágenes que me hacen cosquillas. A veces en los ojos, otras veces en el cerebro y otras en el estómago.

¿Cuál diría que es su mayor habilidad para ilustrar y cómo la ha ido perfeccionando a través de los años?
Como ilustradores habitualmente trabajamos más como traductores que como dibujantes. Traducimos conceptos en imágenes. Ya puede ser el argumento de una novela para la portada de un libro, la tesis de un artículo para una ilustración de prensa, una canción para una portada de un disco o el sabor de una salsa de tomate en una etiqueta. Uno de los retos más grandes del ilustrador es cómo hacer imágenes que contengan las famosas mil palabras. Cuando hacemos la portada de un disco, no ponemos necesariamente una foto del piano, la guitarra, la batería, el bajo, el micrófono… Intentamos representar gráficamente el universo al que nos transporta ese sonido. Las portadas de Storm Torgherson para Pink Floyd, suenan a Pink Floyd, no a David Bisbal. No sé si menos es más, pero en mi trabajo me ayuda intentar simplificar, podar. Intentar encontrar la particularidad que define al tema con el que estoy trabajando. Como en cualquier profesión, la puntería se agudiza con la práctica, pero aún me faltan muchas flechas por disparar.

 

«Me interesan las imágenes que me hacen cosquillas»

 

Si mira atrás, ¿cómo ha evolucionado usted desde el punto de vista profesional? ¿Y la profesión?
En mi caso la progresión ha ido de la mano de la profesionalización. Como cualquier cosa importante en la vida, ha sido fruto de la casualidad. Yo nunca pensé en montar un estudio, ni trabajar de forma independiente. Hace unos diez años, mientras trabajaba en un estudio de diseño, empecé a recibir encargos como freelance, al poco tiempo ya tenía demasiados como para combinarlos con el trabajo, así que empecé a trabajar en casa, tiempo después en un pequeño estudio, luego en otro estudio, ya mediano, después compré algunas mesas más y dejé de hacer de “hombre orquesta”, encargándome de absolutamente todo. Colaborar con todo tipo de profesionales ha hecho mi vida y mi trabajo mejores. Bajo el paraguas “estudio” colaboro con otros diseñadores, ilustradores, animadores, programadores o fotógrafos.

¿Tiene ilustradores de referencia que puedan llegar a inspirarle? ¿Quiénes son?
Por supuesto, muchos, cientos, incluso miles. Por lo general, no sé cómo se llaman, y la gran mayoría ni siquiera son ilustradores. Creo que nuestro trabajo está permanentemente influenciado por todo lo que pasa alrededor, desde los libros que leemos a los chistes que recibimos en nuestro teléfono. Yo intento poner todo eso en mi trabajo. Demasiadas veces tendemos a trabajar bajo las referencias Pinterest. Creo que es más complejo que eso, hay que tener los ojos abiertos 24h, incluso mientras soñamos.

Habitualmente, los buenos trabajos llegan de la mano de grandes clientes. En ese aspecto, me gustaría recordar a algunos de los directores de arte the The New York Times, fue el primer medio norteamericano que me abrió la puerta. Los considero tan importantes como algunos de mis profesores; Aviva Michaelov, Alexandra Zsigmond, Matt Dorfman o Nicholas Blechman. Son ejemplo de profesionalidad, ética, estilo y actitud en la profesión.

¿La «libertad creativa» debe ser una condición sine qua non para el diseñador / ilustrador? Cuando realiza portadas o ilustraciones para prensa ¿sigue al pie de la letra el encargo que le han hecho?  ¿Tiene total libertad?
En una entrevista a Fellini, explica que el artista expuesto a total libertad creativa, tiende a no hacer absolutamente nada. Está en contra de toda esa retórica de la inspiración romántica. Dice que el artista es un transgresor y, psicológicamente, tiene una necesidad infantil de romper la norma. Para hacerlo, necesita la figura de la autoridad, ya sea la de los padres, la policía o la iglesia.

En nuestro trabajo siempre hay limitaciones, de tiempo, de presupuesto, de formato, y por supuesto del tema con el que trabajamos. Siempre he encontrado muy estimulante dar la vuelta a las constricciones y utilizarlas como motor, como reto.

El diseño gráfico actual se define en gran medida por la tecnología ¿cree que se ha perdido toda vinculación con lo artesanal?
Probablemente todo lo que nos rodea ahora mismo se pueda definir por la tecnología ahora mismo. El periodismo, la arquitectura o la cocina, también el diseño gráfico. Aún así, lo importante no es si vivimos en casas que alguien dibujó a mano o con un ordenador, o si un artículo escrito en este periódico se escribió en una máquina de escribir o desde un teléfono móvil. Queremos vivir en espacios agradables y leer diarios bien escritos. En el diseño gráfico pasa lo mismo, no entiendo esta disciplina según las herramientas que utiliza. Intento utilizar en mi trabajo todo lo que crea que pueda ayudar a comunicar el mensaje con el que estoy trabajando, el resto es romanticismo.

¿Cómo debe ser un mensaje, una imagen o un diseño para que cobre vida, sea fascinante y perdure en el tiempo?
No conozco el atajo, lo siento.

¿Se necesita una agilidad creativa especial para producir ilustraciones editoriales?
No sé si se necesita, pero para cualquier trabajo es conveniente. Si entendemos creatividad como la habilidad para solucionar problemas puede ser de gran ayuda. A menudo es ese pequeño click que sucede al unir dos cosas aparentemente inconexas. Una vez juntas, son más que la suma de las dos. Decía Aristóteles aquello de que «el todo es más que la suma de las partes» Ya pueden ser dos imágenes, dos objetos, o la primera vez que se untó el pan con tomate. En mi caso, creo que hay mucho de eso.

¿Qué hace cuando el cliente dice «no me gusta»? ¿Teme algún tipo de cliente?
En mi experiencia, cuando al cliente no le gusta, suele tener razón. No por aquello de que el cliente siempre tiene la razón, si no porque a menudo conoce mejor el tema con el que trabajamos. Cuando no acertamos, volvemos a hablar, a acotar, a definir las reglas del juego y volvemos a intentarlo.

Al abrir un libro o un periódico, ¿qué no soporta ver en una ilustración?
Vulgaridad.

Realiza trabajos para medios impresos como la revista The New Yorker ¿cómo es este proceso y experiencia cuando ilustra sus textos? ¿Cuándo y cómo le apareció la oportunidad de realizar ilustraciones para la publicación neoyorquina?
Con trabajo, dedicación y cantidades ingentes de suerte. En 2009 recibí una beca para estudiar en la Cooper Union School of Art de Nueva York. Allí conocí casualmente a uno de los directores de arte de The New York Times y le mostré el trabajo que estaba haciendo para diarios y revistas españoles. Me sorprendió una actitud muy abierta a colaborar. Me llamó al día siguiente, y desde entonces trabajo principalmente para Nueva York. El trabajo en Estados Unidos suele ser más duro y el nivel de exigencia más alto. Los anglosajones están muy acostumbrados a la crítica. Debaten sus trabajos en grupo desde que están en la escuela y a mí, al principio, me costaba adaptarme a los cambios y comentarios del director de arte. El nivel de rigor con el que se trabaja con la imagen es el mismo que aplican al texto. De la misma manera que cambiaríamos un verbo porque el matiz no es el correcto, se cambian las imágenes para que su aspecto esté en concordancia con su mensaje. En ocasiones he llegado a hacer más de quince versiones de una misma imagen, pero aunque sea laborioso, al final la recompensa también es mayor. No sólo económicamente, o por la repercusión de tu trabajo, sino porque es muy sano querer hacerlo lo mejor posible. Una vez que pasas la época de ego tonto de artista y ves que al otro lado hay gente que quiere que tu trabajo sea lo mejor posible, ves que es un lujo.

 

«Nuestro trabajo está permanentemente influenciado por todo lo que pasa alrededor»

 

¿Ha tenido miedo a equivocarse alguna vez cuando ha publicado una imagen? ¿Se arrepiente de alguna ilustración realizada?
Quizá el miedo es el de no acertar en el tono, especialmente en temas delicados, no hacer diana y acabar con el dardo donde no debía. El proyecto que más controversia me ha causado, ha sido la portada que hice para Ebony Magazine. Pero para nada me arrepiento de ello, creo que fue importante que sucediera y muy valiente por parte de la revista.

Los editores estaban pensando en cómo podíamos revisar la figura de Bill Cosby tras ser acusado de multitud de casos de acoso sexual y cómo su legado había quedado prácticamente destruido. Para muchas personas, Bill Cosby era el padre de América, un gran referente intocable. Su show en televisión supuso un nuevo paradigma en el estereotipo televisivo afroamericano, era una “familia perfecta” de clase media-alta y Cosby encarnaba a un reputado doctor. Confrontar los hechos no fue fácil para muchos lectores de la revista, que creyeron que aunque los hechos fuesen ciertos, una revista de cultura afroamericana no debía hablar mal de Bill Cosby. La imagen que hice para la portada era un retrato familiar de la familia del show de televisión bajo un vidrio roto. Una mínima intervención que cambia el sentido de la imagen. La portada supuso una gran controversia en Estados Unidos y algunos leyeron la imagen como un ataque a la comunidad negra. Realidad vs ficción. Todos los grandes medios estadounidenses hablaron sobre la portada, incluyendo dos entrevistas con la editora en la CNN y un especial en la cadena ABC con algunos de sus actores originales discutiendo sobre la cubierta.

Frecuentemente recurre al humor en parte de sus trabajos ¿qué significa para usted el humor? ¿El humor se puede diseñar?
Citando a Mary Poppins… «Con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora que os dan… pasará mejor.» Substituya «píldora» por «vida».

Hablemos de diseño editorial, John Updike dijo que, “una buena cubierta debe ser recesiva en su representación, dirigiendo el paso hacia el interior del libro (…) para este fin, la seducción es la táctica más exitosa”. ¿Qué mensaje gráfico debe tener la cubierta para que atrape y no pase por indiferente?
Tampoco conozco este atajo. Supongo que debe haber fórmulas, pero, como en la música, si las aplicamos y tenemos mucha suerte, quizá acabemos haciendo un exitoso hit veraniego.

¿La portada de un libro puede llegar a condicionar la imagen que el lector puede crear en su mente una vez esté leyendo la obra?
La mala noticia es que todo comunica, la imagen de portada, el tamaño del libro, la encuadernación, la tipografía, el papel, el precio, dónde lo hemos visto… por eso conviene pensar bien en todos los detalles. Si queremos decir A, el lector no debería leer B.

 

¿Cree que el libro tal como lo conocemos actualmente desaparecerá? ¿Y las revistas y periódicos en papel, también desparecerán?
Todo desaparecerá tal y como lo conocemos, en muchos casos para bien.

Lo que está impreso representa el peso, lo que queda. El objeto. Por lo tanto, debe tener sentido que exista. Deberían valer la pena los recursos utilizados en la impresión, diseño, producción y el espacio que ocupa en el mundo. Creo que es bueno que muchas cosas vivan solo en el mundo digital. No soy particularmente romántico en este sentido, aunque tengo que admitir que también me gusta la sensación del papel y el olor a tinta, me debo estar haciendo viejo.

¿Qué opina del diseño editorial en España? ¿Ve que las editoriales cuidan el diseño a la hora de elaborar sus catálogos?
Estamos trabajando en ello.

Para terminar. ¿En qué proyectos está trabajando actualmente?
Ahora mismo estoy trabajando en la cartelería de la nueva temporada del Centro Dramático Nacional, en un libro infantil para Cruz Roja, un trabajo para National Geographic, acabando una campaña para Camper y preparando una charla en Nueva Zelanda.

Todavía no he escrito un niño, no he plantado un libro, ni he dado a luz un árbol.

Hay más libros y artículos sobre diseño de lo que la gente piensa ¿Qué tres libros recomendaría a todo diseñador / ilustrador? 

El diseño emocional, Por qué nos gustan o no los objetos cotidianos, Donald A. Norman

Go: A Kidd’s Guide to Graphic Design, Chip Kidd

The Art of Looking Sideways, Alan Fletcher

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