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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Alack Sinner (completo) un atormentado del cómic

Alack Sinner (completo) un atormentado del cómic
Pablo Delgado el

Quizá las lecciones más importantes que podemos recibir a lo largo de nuestra vida sean las negativas. Por su impacto causado en nosotros, nos pueden ir curtiendo a lo largo de los días, y así poder ser mejores en la vida o en los trabajos, aprendiendo de los errores producidos por las decisiones tomadas o por meternos en situaciones no buscadas que finalmente nos han llevado a un desenlace algo tortuoso.

Una figura creada en el mundo diegético del cómic, en la que esto se puede proyectar perfectamente es Alack Sinner, uno de los personajes más atormentados del cómic. Creado allá por 1975  por los autores argentinos Carlos Sampayo y José Muñoz está considerada una obra maestra del cómic mundial – y a ello me sumo-. Ahora la ha recuperado Salamandra que por primera vez en castellano, publica en un solo volumen la obra íntegra de la recopilación de las aventuras y desventuras de este detective mundialmente conocido por los amantes del género policíaco.

En este gran tomo podemos apreciar lo que significa para Sinner la felicidad como un concepto abstracto, y la honradez en el trabajo. Pero Alack parece que rezuma tristeza que se manifiesta por esa falta de alegría. La risa es la expresión de la alegría, pero él no ríe y apenas sonríe, es una persona bien educada, que da las gracias, pide permiso, cede el paso, y ello se ve perfectamente en esta edición, ya que nos permite ver de un tirón la evolución de un personaje carismático, bebedor, fumador y rodeado de una casi absoluta soledad, pero que tiene un compromiso con él mismo, el de hacer salir la verdad de aquello en lo que participa, siendo feliz o no.

Sinner tuvo una primera etapa como policía en la que el desencanto, narrado en el episodio «Conversación con Joe», se debe a la cruzada emprendida por sus colegas para imponer la ley y el orden “a su manera” en el distrito de su jurisdicción. Pese a que la población, en general, aprobaba estos métodos violentos, Alack los denuncia a sus superiores, pero no recibe ningún apoyo; es más, a causa de esta denuncia sufre un acoso laboral insoportable por parte de sus compañeros. El jefe de policía le exhorta a aceptar la utilización de los «criterios personales» de sus colegas, en la aplicación de la ley, ya que con unos criterios democráticos no es posible establecer un orden. Por tanto, esta experiencia negativa marca totalmente la dirección del personaje, ya que para él la policía es un cuerpo que presta un servicio público de protección y auxilio, que respeta los derechos de los ciudadanos y que solo hace uso de la violencia cuando es estrictamente necesario. Sin embargo, el ejercicio de la profesión en la ciudad de Nueva York le hará cambiar de opinión.

Con ese tipo de Nueva York que rodea a nuestro protagonista -aunque en ocasiones se desplaza a otras ciudades- y desde la perspectiva de una corriente de serie negra clásica, al más puro estilo pulp, tipo Dassiell Hammett, Raymond Chandler o James M. Cain…, se proyecta en cada una de las historias una relación de amor/odio hacia el imperio estadounidense que sigue dominando en los asuntos mundiales. A través de los dibujos expresionistas en blanco y negro de Muñoz, que hacen visibles la imposibilidad de un metalenguaje estricto, realzan una representación de primer orden, revelando así la inextricable imbricación de la representación y el discurso narrativo, por lo que la forma en la que la experiencia visual y la verbal están entretejidas, hacen que el lector se sumerja en el universo Sinner en su totalidad. Si como decía Focault, la relación de lo visible con lo legible, es infinita, es decir, si palabra e imagen son dos nombres insatisfactorios para referirse a una dialéctica inestable que constantemente cambia su situación en las prácticas de representación, Sinner rompe así, tanto sus marcos pictoriales como discursivos, siendo este un valor que ha llevado que las peripecias de este detective atormentado sean una de las mejores contadas y dibujadas de la historia del cómic. Ya que, no se limita a reflejar la trama policíaca del relato, sino que lanza continuamente otros mensajes. Cada viñeta es un marco sobre el mundo que rodea al detective. Desde miseria, violencia, cobardía, hasta la ignorancia que triunfa representando un mundo cotidiano de forma expresiva.

En los primeros cómics, las primeras investigaciones que realiza Sinner, tienen todos los ingredientes de una gran obra de género policíaco, luego evolucionaran hasta convertirse en un drama intimista, sin dejar de lado la búsqueda de la verdad y de resolución de problemas, dando lugar a uno de los personajes más atormentados de la historia del cómic, por ser una persona solitaria, que le gusta la compañía femenina pero es incapaz de establecer una relación íntima de pareja, porque esto le supone comprometerse a un modo de vida en el que tendría que ceder parte de su independencia y esforzarse en comunicar emociones que le son difíciles de expresar. La entrega desde el fondo de su ser al otro, le es ajeno y se refugia en la soledad para no tener que explorar su mundo interno y enfrentarse a sus debilidades, pero esto a veces le causa momentos de melancolía.

Con un estilo narrativo en primera persona que como voz en off cinematográfica -en ocasiones- permite conocer al lector los pensamientos e ideas del protagonista, facilitando así un análisis psicológico. Esa voz nos expone ciertas informaciones sustanciosas y “objetivas” que sin duda refiere y remite sobre una “conciencia” que tiene el conocimiento de todo o casi todo lo que le rodea.

Muñoz y Sampayo se convierten en protagonistas junto con Alack Sinner en La vida no es una historieta, baby.

En la mencionada evolución del personaje, podemos apreciar el gran trabajo de los autores al ejecutar una regla no escrita en la mayoría de los cómics que no se aplica a Sinner, la de que el personaje no pueda llegar a ser viejo. Aquí se produce un discurso narrativo que va más allá del simple hecho de ser una obra de género policíaco, mostrando un personaje que cambia de aires profesionales al conducir un taxi y haber dejado el despacho de detective privado -aunque no del todo-. Apreciando de este modo una implicación total hacía el personaje por parte de los autores.

El detective, por una parte, percibe cierta tristeza cuando se pasea por las calles de Nueva York sin conocer a nadie, pero por otra parte manifiesta que él «sería incapaz de vivir en otro lugar». El argumento que expone para justificar su arraigo a la ciudad es que «cuanto más violenta se vuelve mi ciudad más la amo. Es un sentimiento contradictorio que me permite vivir».

Alack Sinner, en definitiva, es un planteamiento intelectual del género policíaco, con un estilo narrativo y gráfico eficaz y contundente. Hace que el lector se inserte y empatice en la vida de un personaje que marca, no solo por los puños que recibe y suelta, sino por aquello que aporta y reflexiona a lo largo de sus días como policía, detective o taxista, en los que cabría la posibilidad de preguntarnos: ¿puede Alack Sinner ser feliz?

Alack Sinner // José Muñoz y Carlos Sampayo // Salamandra Graphic // 704 páginas // 39 euros

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