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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El mejor Lorca ilustrado por Fernando Vicente

El mejor Lorca ilustrado por Fernando Vicente
Pablo Delgado el

Sobre Poeta en Nueva York ya se han publicado infinidad de textos de esta magnífica obra que marcó un antes y un después en la poesía contemporánea española. Un viaje que emprende Lorca para aprender inglés y del que también se dice que podría estar huyendo de alguna malherida relación de la que olvidarse, poniendo tierra de por medio.

Publicado póstumamente, primero en 1940 en Nueva York en edición bilingüe, y meses después en México por José Bergamín, Poeta en Nueva York se conoció popularmente en vida de Federico García Lorca a través de la conferencia-recital que él mismo pronunció en diversas ciudades entre 1932 y 1935.

Con un mismo guion, comentaba sus impresiones sobre su estancia en la gran ciudad norteamericana y en La Habana, intercalando la lectura de distintos poemas compuestos por aquel entonces. Ligaba la ciudad a la obra, que es lo mismo que decir la ciudad a sí mismo. «He dicho “un poeta en Nueva York” y he debido decir “Nueva York en un poeta”», aclaraba al comienzo de cada uno de sus recitales.

Poeta en Nueva York, es “una inmersión en la modernidad que no admitía ya reproches desde la trinchera de lo novedoso, pues representaba una manera de escribir radicalmente innovadora y superadora de postulados surrealistas, demasiado apegados a una escritura automática que no resultó ser ninguna panacea y que nunca fue practicada ad litteram por Federico. Pese haber nacido granadino, andaluz y español, era un ciudadano de mundo, alguien capaz de generar emociones y sensaciones que pertenecían a la humanidad y a todas sus lenguas y acervos literarios. Su poesía ha sido calificada de pura épica, la poesía en su más alta y noble acepción, la poesía garantizada por el sello de autenticidad del pueblo, ese concepto que va siempre unido a la definición del verdadero genio”, afirma Luis Alberto de Cuenca en el prólogo a la gran edición realizada por Reino de Cordelia, María Robledano y Jesús Egido.

En ella “la intención es conocer la vida del poeta mientras escribe su principal libro, seguir sus huellas físicas y literarias, comprobar la capacidad del arte para trascender al hombre. Y, en definitiva, entender un poco más cómo un joven español criado en una pequeña provincia andaluza, aunque aireado posteriormente en Madrid, fue capaz de renovar la poesía, perdido en una enorme ciudad que a priori, antes de embarcarse hacia el otro lado del Atlántico, le resultaba antipática. «New York me parece horrible pero por eso mismo me voy», escribe a Carlos Morla Lynch antes de emprender viaje. Y esa es la primera carta que abre esta edición”.

La técnica de esta edición de Poeta en Nueva York, subtitulada Nueve meses en Manhattan (1929-1930), ofrece una gran instantánea del poeta en la Gran Manzana y el poema que se desprende de esa experiencia vivida por el poeta a lo largo de los diferentes meses en la ciudad que nunca duerme.

Por lo tanto, afirman en la edición que Poeta en Nueva York es, tal vez, la obra más poderosa de la poesía española del siglo XX, la más comprometida con su tiempo, la más rica en metáforas y en matices estilísticos, que además en esta nueva edición podemos disfrutar y deleitarnos del poemario más original y complejo con la magnífica y artística interpretación que realiza el gran Fernando Vicente, poniendo cara y contextualizando gráficamente aquellos momentos “lorquianos” llenos de magia, poderío y sutileza.

Una obra grandiosa en la que además de regocijarnos con las ilustraciones “vicentianas” muy bien llevadas al también mágico y metafórico universo particular del ilustrador/pintor, podemos trasladarnos y contextualizar, gracias a esa publicación de parte de sus cartas que enviaba desde la ciudad. En ellas vemos, en parte, en qué ocupaba Lorca sus momentos cotidianos en la ciudad y que le llevaron a realizar esos magnífico versos como los que se encuentran en sus Poemas de la soledad en Columbia University compendio de poemas más intimistas de toda la obra, abordando la amargura de su vida en la metrópoli comparada con la felicidad de su infancia, o su solidaridad con los negros norteamericanos, denunciando su situación social y reivindicando su raza, de la que alaba su vitalidad y su pureza primigenia en Los negros. O esos paseos que realiza por la urbe y nos describe la ciudad expresando la impresión que le causó la mecanizada sociedad industrial y la deshumanizada economía capitalista en Calles y sueños en donde se encuentra su Danza de la muerte, en la que vive el famoso crack del 29. Para continuar con Poemas del lago Eden Mills, En la cabaña del Farmer (Campo de Newburg), Introducción a la muerte (Poemas de la soledad en Vermont), Vuelta a la ciudad, Dos odas, Huida de Nueva York (Dos valses hacia la civilización) y terminar con El poeta llega a La Habana. Único poema escrito durante su estancia en Cuba, donde demuestra su mayor optimismo y alegría por la vida.

“Poeta en Nueva York. Nueve meses en Manhattan (1929-1930)” // Federico García Lorca // Ilustrado por Fenando Viecente // Reino de Cordelia // 28,90 euros // 2017

 

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