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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Pere Calders, pequeñas joyas de una cotidianidad mágica

Pere Calders, pequeñas joyas de una cotidianidad mágica
Pablo Delgado el

Nuestra vida es una realidad, cuya esencia del todo, puede ser, hacer posible y real la existencia de todo lo que individualmente existe como un elemento constitutivo de la misma, o simplemente nos podemos preguntar si la realidad ¿es un concepto abstracto como un conjunto meramente conceptual? La realidad entendida como existencia, no tiene sentido sin un punto de referencia, como la percepción. Cada ser humano puede tener una visión global e individual de la percepción de la realidad a la que se enfrenta en su día a día. Esa percepción de la realidad la experimentamos a través de nuestros sentidos y experiencias personales que vivimos a lo largo de nuestras vidas. Nos puede llegar también a través de diferentes estímulos sensoriales. ¿Pero y si esa realidad es transformada y moldeada a través de las palabras? Ante este interrogante, existió dentro de nuestras fronteras un escritor llamado Pere Calders i Rossinyol (Barcelona 1912 – 1994) que consiguió encontrar una realidad maquillada de las cosas. Escritor español en lengua catalana y exiliado en México durante veintitrés años, en dónde escribió los que han sido considerados sus mejores textos, y obtuvieron desde el primer momento el reconocimiento de la crítica.

Fue, y es, considerado uno de los mejores autores de la literatura en catalán. A lo largo de estos años ha estado pasando desapercibido para el lector en lengua castellana, ya que sus escritos no se han promulgado mucho en traducciones, sólo Anagrama y ahora Nórdica Libros nos acercan el magnífico universo Calders. Un universo que transforma la realidad convirtiendo lo intrascendente en trascendente. Maestro del relato breve, medita en sus cuentos sobre el concepto de esa realidad, a la manera de Kafka, dando especial importancia al matiz mágico e incluso surrealista que se puede encontrar en la vida cotidiana. Precisamente por esto, su obra ha sido encuadrada dentro del llamado «realismo mágico», habiendo escrito gran parte de sus relatos antes del boom latinoamericano.

Posiblemente lo que más atrae al lector que se acerca a su obra es el uso de la ironía, el humor y el absurdo, aunque las situaciones a las que nos lleva son siempre verosímiles. Un autor cuyos primeros modelos literarios fueron Pirandello y Bontempelli, y que luego ha llegado a ser comparado con el mismísimo Poe. Ahora, en “Cosas aparentemente intrascendentes y otros cuentos” (Nórdica Libros) encontramos una bellísima  antología de palabras enmarcadas en treinta de sus mejores cuentos, escritos entre 1955 y 1984, y con el valor añadido con el acompañamiento de las ilustraciones características del gran Agustín Comotto (Buenos Aires, 1968), autor de obras como “155 SIMÓN RADOWITZKY” (Nórdica Libros), entre otras. En esta edición podemos disfrutar de una gran prosa poética de Calders, de sus grandiosas y efectivas descripciones de unas realidades que en algunos relatos se encuadran dentro de una realidad paralela y sugerente. Cuentos de los que se puede sacar todo un guión cinematográfico, ya que desde un primer momento enganchan al lector y este no se desenganchará hasta la última palabra de la última página. Además, aseguro que cuando se termina de leer esta antología, el lector querrá leer más de relatos de Calders.

Ilustración del relato El desierto. En este texto, la vida de un hombre está guardada en su puño para que no se le escape.

En el prólogo de la edición el ilustrador y escritor Agustín Comotto, realiza una descripción de Pere Calders cargada de admiración, ternura y elegancia, escribiendo cosas como que “cuando lees como ilustrador, puedes toparte con autores de esos que ‘labran’ sus frases, buscando las palabras concretas demostrando como, con precisión de cirujano, construyen belleza. Pero, en el caso de Pere Calders, de un estilo absolutamente único, me di cuenta de que lo que aparentemente es un esfuerzo literario, por el contrario, no lo es en absoluto. Calders pensaba exactamente igual a como escribía. (…) Sus frases son de una espontaneidad increíble por su asimetría extraña y ajustada perfección. Pareciera que las dibuje en lugar de escribirlas (…)”.

 La rebelión de las cosas:
“si hubiera sido posible investigar el fenómeno desde su origen, se habría visto que todo comenzó con una huelga de las cerraduras y de los interruptores. Las puertas no se abrían o no se cerraban, ocasionando alarmas que adquirían enseguida unas proporciones difíciles de controlar. Los interruptores parecía que obedecerían a una consigna de arbitrariedad, ya que a veces mantenían en movimiento o encendido un aparato y otras se negaban a ponerlo en marcha. (…). El hombre se había desacostumbrado a conocer la hierba, no distinguía la buena de la mala y ya no podía pastar con garantías. Tampoco era cazador (en general) ni buen buscador de agua, se había convertido en un ser mal adaptado a la intemperie y, sin farmacias cerca, todo le producía ardor de estómago y todo se le infectaba. En pocas semanas hubo muchos muertos (…)”.

Textos mágicos en los que extrae esa cotidianeidad de las cosas, que con el día a día pasan ante nuestros ojos como instrascendentes y cotidianas a las que no damos ningún valor, pero que cuando nos faltan o adquieren otro matiz es cuando nos damos cuenta de que están ahí. Calders nos hace plantearnos este tipo de cosas, en fijarnos en los pequeños detalles, en sacar partido a la vida y no temer a la muerte, tomando esta situación con un gran sentido del humor. situaciones que se encuentran en textos como Cosas aparentemente intrascendentes, Una curiosidad americana, La hedera helix.

Relatos humanos en donde los encuentros entre personas juegan un papel primordial. Encuentros cotidianos tomados desde un punto de vista muy pero que muy diferente y fresco, de cómo cosas insignificantes son contadas de una forma sutil, y como el que no quiere la cosa, transforman vidas intrascendentes en muy trascendentes que llegan a marcar -incluso- el destino de otras.

Son pequeñas joyas de una cotidianidad mágica y surrealista, como El orden de los factores.

Le tocó un entrevistador de los que se quieren lucir con preguntas impertinentes. El invitado al programa era un prohombre ilustre y el locutor le preguntó de repente:
-¿Usted sería capaz de dar la vida por una idea?
El entrevistado abrió su corazón y, ofreciendo su mejor perfil a la cámara, respondió:
-No. Prefiriría hallar una idea que me salvara la vida.

Una muy buena recomendación para esta semana de la Feria del Libro de Madrid.

“Cosas aparentemente intrascendentes y otros cuentos” // Pere Calders // Ilustraciones de Agustín Comotto. Traducción de Juan Carlos Gentile // 176 páginas // 2017 // 19,50 euros

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