Al ser humano una de las muchas capacidades que le diferencia de los animales es su capacidad para representar mentalmente sucesos, historias o imágenes de cosas que no existen en la realidad o que son o fueron reales pero no están presentes. Es capaz de crear un universo paralelo que solo puede existir en su cabeza, pero cuando lo exprese y por lo tanto lo comparta pertencerá a esas personas que se han expuesto ante el mediante la forma de expresión elegida por parte de el “creador” de ese universo.
En esa “creación de universos” es especialista el dibujante estadounidense, de familia inmigrante mexicana y con seis hermanos, Gilbert Hernández (California, 1957) conocido como Beto. Ha sido calificado con frecuencia por su fecunda imaginación para trazar personalidades y crear situaciones siendo comparado con la de los autores más destacados del realismo mágico, como García Márquez o Isabel Allende. Las caracterizaciones de sus exuberantes mujeres han sido aclamadas como momentos álgidos de la historia del cómic.
Ese realismo mágico es un “universo literario” creado a mediados del siglo XX que se puede definir como una preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Su finalidad no es suscitar emociones sino, expresarlas, siendo una actitud frente a la realidad. Pretende crear una verosimilitud interna a lo fantástico e irreal.
Su mítica obra Palomar (Ediciones La Cúpula, 2 volúmenes), en la que crea un microuniverso de personajes a cual más variopinto; un hervidero de historias que se entrecruzan una y otra vez, creando un intrincado entramado que retrata la vida en la Hispanoamérica rural con riqueza tal que la obra resultante adquiere carácter universal. Unas historias que aparecieron incluidas en los volúmenes 2, 3, 4 y 5 de Love & Rockets, mítica publicación de los ochenta que consistia es una serie de comic book de los hermanos Hernandez (Beto y Jaime, y en ocasiones se unia otro hermano Mario), denominados a veces de forma conjunta como Los Bros Hernandez. Fue uno de los primeros cómics de la revolución de la historieta alternativa.
A finales de la década de los setenta llegó a California el movimiento punk, y una de sus divisas era “hazlo tú mismo” (do it yourself). De ahí empezó a influenciarse Beto que ahora vuelve con la publicación de “El día de Julio” (Ediciones La Cúpula). Julio es un niño que nace un día de 1900 en un pequeño pueblo mexicano y está destinado a morir en el año 2000. Toda una vida en la que primero entregará su inocencia, deberá aprender a gestionar sueños y ambiciones, tal vez será testigo de algún milagro y escuchará el fantasma tenebroso de las guerras que van asolando Europa, Corea y Vietnam, a través de la figura de la mujer voluntaria que se ofrece a ir a esas guerras y de cómo éstas cambian a las personas, y sobre todo a los que consiguen volver de ellas.
“El día de Julio” es una saga de lazos familiares en donde se ve la evolución del protagonista y de todo lo que tiene a su alrededor, familia, amigos, descrito a través de los lápices de Beto. Están estructurados en unas viñetas en blanco y negro y con unos trazos fuertes y gruesos, transmitiendo así el drama de la historia familiar de Julio. Con un marcado carácter punk del dibujo, realiza una esctructura narrativa apoyada en esos tintes punk que nos llegamos a encontrar en algunas viñetas, que hay que reconocer que son un poco “duras” llevadas a la exageración del momento, esto no quiere decir que le quite credibilidad a la ficción, sino todo lo contrario eleva el momento, por ejemplo, de la muerte a la más alta crudeza pulsando así la sensibilidad sobre los temas como la pérdida de los que se van marchando y de cómo la vida sigue.
En este cómic que se lee de forma muy rápida, porque la historia no te da descanso alguno, destacan dos figuras por cuestiones totalmente contrapuestas, la del tio Juan y la figura de esa madre que lo puede todo, que lleva a su familia hacia delante y la que parece que es la menos cuerda pero no, es la más sensata de la familia viendo cómo sus hijos evolucionan, se confunden, se guardan y callan.
“El día de Julio” // Beto Hernández // Ediciones La Cúpula // 12 euros // 2016
