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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Pasolini “tifoso” del deporte

Pasolini “tifoso” del deporte
Pablo Delgado el

El deporte es una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y está sujeto a unas normas en función de la modalidad que se practique. Es una recreación, un pasatiempo para el ser humano que puede llegar y produce, placer y diversión a través del ejercicio físico, que a su vez beneficia cuerpo y mente e incentiva las relaciones sociales,  por lo común suele ser al aire libre o en recintos cubiertos. Esta definición tipo es por lo que Pasolini entendería como deporte practicado.

Pier Paolo Pasolini (1922 – 1975)  fue un escritor, poeta y director de cine italiano. Considerado uno de los escritores más reconocidos de su generación. Una generación que buscaba durante la primera mitad del siglo XX una reacción a la posguerra. Tenía dicha generación como objetivo mostrar condiciones sociales más auténticas y humanas, alejándose del estilo histórico que impuso el fascismo italiano.

A Pasolini le acompañaba una pasión, el deporte. Un deporte practicado en el que uno se podía sentir libre, sentir parte del importante juego, activo partícipe de emociones propias generadas por si mismo o por sus compañeros. Esa pasión la transmite no solo en el campo de juego cuando practicaba el fútbol, también en algunos de sus escritos. La editorial Contra ha publicado una antología de los artículos que publicó en vida, desde finales de los años 50 a principios de los 70, en los que Pasolini articula algunas brillantes y siempre polémicas ideas sobre el fútbol, el boxeo, el ciclismo y las Olimpiadas de Roma de 1960.

“Los deportistas están poco cultivados, y los hombres cultivados son poco deportistas. Yo soy una excepción”. 

Escritos entre 1957 y 1971 los textos aquí reunidos demuestran claramente que el antagonismo entre cabeza y músculo, proclamado cual mandamiento por la mayoría de epígonos del mundo de las humanidades se desvanece en la vida y la obra de Pasolini. En efecto, el que fuera uno de los grandes pensadores italianos y más profundos de posguerra jugaba al fútbol con tanta asiduidad y pasión como la que manifestaba como espectador.

Sus diarios, sus poesías y los textos que se recogen en esta edición nos ofrecen recuerdos tanto de los partidos que jugó durante su etapa universitaria o con jóvenes amigos, como también de otros partidos donde lo que parecía estar en juego era algo más. Los textos se sitúan a medio camino entre la impetuosa crónica de circunstancia y por la crítica ideológica. Una crítica como la que realiza al deporte como espectáculo, un deporte que se convierte así cuando no es practicado y solo es observado de forma pasiva acercando al espectador el opio del pueblo. Un pueblo que esté distraído con el espectáculo y así no se revolucione ni revolucione.

Pero Pasolini era un tifoso….”¡Qué dolor! ¡Qué dolor! soy tifoso del Bolonia!”. Equipo que a lo largo de su historia ha conseguido siete scudettos ganando el primero en la temporada 24-25 y el último en la 63-64. Pero Pasolini no solo era hincha del Bolonia también le gustaba ir a los estadios como al Comunale ,y cómo relata a través de una prosa descriptiva el ambiente lo que vive a su alrededor como cuando fue las olimpiadas y vio la diferencia de personas que asisten a un evento olímpico o al hincha que va al estadio a animar a su equipo una tarde de domingo, o como los medios de comunicación convierten en famoso a una joven promesa e incluso de cómo puede afectar el sexo al rendimiento de los jugadores.

Cuando Pasolini habla de fútbol lo hace como si fuera la última representación sagrada de nuestra época. En el fondo es un rito, aunque también es evasión. Frente a la necesidad, el deporte se ha convertido lentamente en un puro hecho higiénico y solo sobrevive, porque desahoga ciertos instintos agresivos y competitivos, de dominación, que en el hombre moderno todavía no se han apagado. De modo que se ha convertido en espectáculo por la exigencia de las masas ingentes.

Estos textos creados por el poeta y escritor son imprescindibles, grandilocuentes y de una gran belleza, para aquellos que aman la literatura, para aquellos que aman el deporte, para aquellos que amamos el fútbol como actividad de libertad, fuera de todo espectáculo, como un acto de compañerismo acompañado de sentimientos y recuerdos que nos no deben arrebatar en la sociedad actual del espectáculo, de ver el deporte como una pasión practicada que libera.

Que pena que Pasolini no esté con nosotros, que pena no poder saber qué piensa de lo que pasa en el fútbol desde hace años hasta ahora, de lo que está sucediendo en el deporte. Si en los sesenta lo concebía como un gran espectáculo ahora no tendría que buscar nuevos adjetivos para describir lo que pasa en ese mundo que se ha vuelto falso e impuro.

“Todas las tardes  que pasé jugando al balón en los Prados de Caprara (jugaba seis y siete horas seguidas, sin interrupciones: extremo izquierda, por lo que a mis amigos me llamarían “stukas” – dulce y sombrío recuerdo-) fueron indodablemente las tardes más bellas de mi vida”.

Sobre el deporte // Pier Paolo Pasolini // Editorial Contra // 2015 // Traducción Javier Bassas // 12,90 euros

 

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