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Pediremos la «Lune»… a ver qué pasa

Pediremos la «Lune»… a ver qué pasa
Jesús García Calero el

Hace un año desde el lanzamiento de este proyecto, pero es tan espectacular, está tan cerca (geográficamente solo) de nosotros, que no podemos dejar de contarlo con sana envidia. En Francia se están poniendo las bases de la arqueología subacuática del mañana, de manera científica y sin tener nada que ver con el circo tecno-charlatán de los cazatesoros: El proyecto “Lune” (por la fragata “Luna”, de la flota del Rey Sol) es tal vez el primero de los proyectos arqueológicos del futuro, impresionantes y acompañados de un gran impulso de innovación tecnológica e industria cultural, como veremos ahora mismo. Todo de una sola tacada. ¿Por qué? Porque la sociedad lo demanda. Por lo mismo que aquí en Espejo de navegantes queremos contar las historias de nuestra historia naval, más olvidada que la “Lune” hasta hace poco.

La escafandra 3D

Seamos un poco lunáticos ante la timidez de las propuestas oficiales que han surgido tradicionalmente de España (a pesar de nuestra memorable historia no hemos excavado ni un galeón de Indias o de Manila, ni un buque de Trafalgar, la Invencible o Lepanto). Para ello contaremos esta historia espléndida de nuestros vecinos. Bienvenidos a una excavación 3D, un proyecto de gran complejidad que incluye un documental en el canal Arte para empezar, para que todos puedan compartirlo e ilusionarse, y publicaciones y una tecnología puntera.

La Lune, the Sun King’s Hidden Wreck from Mehdi Tayoubi on Vimeo.

La fragata “Lune” se hundió cerca de Toulon, en noviembre de 1664. Yace a más de 90 metros de profundidad. El barco regresaba de una expedición fracasada a la costa de argelina para luchar contra corsarios berberiscos. Naufragó con cerca de un millar de hombres a bordo, entre ellos muchos soldados heridos, un millar de historias truncadas que hoy podemos intuir y debemos revivir gracias a los intrépidos arqueólogos del Drassm. Con la fragata se hundieron marineros rasos y personas de alto linaje. Bajo la presión del Luis XIV y su corte, que ordenó ocultar la tragedia, el “Lune” fue rápidamente olvidado…

Planos de la fragata “Lune”

El pecio se descubrió en 1993. Lo comparan con una Pompeya submarina y desde octubre de 2012 es objeto de un estudio arqueológico tan excepcional que combina el conocimiento de los arqueólogos y un dispositivo técnico de novela. En colaboración con la Armada, Michel L’Hour, director del DRASSM (la agencia de arqueología subacuática francesa) uno de los arqueólogos más reputados del mundo, ha llevado la historia de este pecio a la vanguardia científica y a la vez a la sociedad gracias a los medios de comunicación. ¿El secreto? ha unido arqueólogos, historiadores, buzos, técnicos 3D y expertos militares: La Operation Lune es una tarea arqueológica que ha requerido y ha logrado la colaboración de numerosos socios públicos y privados.

Un buzo de alta profundidad, en Francia se mojan

(INCISO PATRIO: aquí ni soñamos aún un proyecto que incluya arqueólogos, militares, empresas de tecnología y mucho menos buzos… Los precedentes son penosos. Los buenos amigos de este blog saben que los arqueólogos subacuáticos españoles, que los hay y muy buenos, bucean en la incuria de décadas en lugar del agua de mar, tratan de mantener a flote sus proyectos soñados que nadie en la administración suele escuchar y cada vez tienen más ganas de contarlo y de que se sepa. Entre otras cosas, en Francia vienen de un pasado jacobino y centralista, y en España a los especialistas no se les exige a menudo equipos de buceo autónomo, sino equipos de buceo autonómico, ustedes me entienden… o eso espero).

Como se suele decir, el naufragio de la “Lune” nos proporciona una ventana única al pasado: por estar en aguas profundas, el buque ha estado protegida de los cazatesoros y los daños sufridos por los yacimientos arqueológicos submarinos más accesibles. Guarda en su interior ajuares y vajillas, retrato de la sociedad que iba embarcada, artillería y además es la tumba de más de un millar de hombres, cuyos restos forman parte del pecio. Los arqueólogos tratan de responder a muchas preguntas: ¿Cómo era su vida a bordo? ¿Qué motivó el naufragio? El análisis de estos restos debe proporcionar respuestas a todas ellas.

El buzo en plena acción

La primera innovación de Michel L’Hour ha sido la creación de “una excavación virtual en 3D” en la que cada objeto aparece recreado en su posición real. Al igual que un simulador de vuelo, con esta herramienta tan puntera se permite a los arqueólogos manipular objetos en el yacimiento sin el riesgo de dañarlos, y pueden ensayar manipulaciones complejas como la recuperación de algunos de los restos.

El objetivo Michel L’Hour’s era utilizar la “Lune” para probar técnicas destinadas a mejorar en el futuro la protección y la exploración de un amplio patrimonio subacuático -se estima que 200.000 sitios arqueológicos alrededor de la costa de Francia metropolitana (no digamos de la española) y 3 millones en todo el mundo-. Su ambición abrir la exploración de yacimientos sin la participación de un buceador humano gracias a la realidad virtual, muy útil sobre todo a gran profundidad. Así se controlarían directamente las pinzas de robots para extraer los artículos y llevarlos a la superficie para su estudio, capa tras capa. Con procedimiento arqueológico intachable, no como Odyssey Marine Exploration hizo con la “Mercedes”, de la que recolectó toneladas de monedas y otros restos en pocas semanas… es decir, con poco cuidado. La tecnología para hacerlo posible parte de una empresa francesa: Dassault Systèmes.

Buceo virtual

Karim Guennoun, de Dassault Systèmes, también ha desarrollado un simulador de buceo, un “traje virtual” que simula en seco el comportamiento del equipo de buceo autónomo real (aquí en España, la broma, si me permiten, sería tener un equipo autonómico de buceo virtual). Con este simulador 3D, Jo Kirsch -el piloto que se ha especializado en este traje de buceo- y todo el equipo trabajan juntos antes de sumergirse de verdad. Así ensayan los distintos enfoques posibles de l inmersión en el lugar del naufragio, o las estrategias que se utilizarán para llevar objetos arriba.

¿Cómo se hace todo esto, este sueño, posible? Submarinos de Comex, el nuevo traje de buceo (el Newtsuit), equipos de imagen virtual 3D diseñados por Dassault Systèmes, varios ROV (Vehículos Operados remotamente), técnicas de buceo específicas de gran profundidad, una iluminación potente y equipos de exploración IFREMER, así como dispositivos de alta tecnología, como el Victor 6000, un robot multi-tarea capaz de descender a una profundidad de seis mil metros, que fue empleado para explorar el Titanic, y resultó decisivo para la búsqueda de la caja de negro del avión Río-París perdido en el Atlántico.

La campana de la “Lune”, virtualizada en 3D

En cuanto a los buques utilizados en el proyecto, el “Jason”, fletado por la marina francesa -conviene repetirlo a ver si se oye en España la posibilidad de la colaboración: fletado por la Marina– es un apoyo, para rescate y descompresión, aunque su trabajo habitual es el de recuperación de minas, misiles y cajas negras, o el rescate de los submarinos de la OTAN en peligro. En el centro de la operación, el barco del DRASSM para investigación / estudio, el “André Malraux”, la joya de la corona de la arqueología francesa, diseñado para enviar equipos a lugares más allá del alcance de los buceadores humanos.

Trabajo en equipo, fundamental

Todo esto está ocurriendo en Francia, desde hace más de un año. Por ello, creemos que es posible (y deseable) también en España pensar en la arqueología subacuática al servicio de un patrimonio naval tan grande como único en la historia, el de un país que puso en marcha la primera exploración y navegación global, pero sobre todo al servicio de una sociedad que necesita caminos de innovación, proyectos de referencia científica y tecnológica y también retos plausibles que traduzcan en lugares de encuentro las energías positivas de un país tan dado a los discursos centrífugos. Después del caso “Odyssey”, y a la vista de lo que es posible en nuestro país vecino, sería inconcebible que no pudiera salir de España un proyecto comparable por la pérdida de energía detectada en los alambiques competenciales y las administraciones que ya no cumplirían con su cometido con la vuelta a una situación similar a la de antes de 2007.

¿Pedimos, entonces, la “Lune”? Sí.

La Luna sobre la “Lune”, el barco perdido del Rey Sol
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Jesús García Calero el

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