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Toros en la bodega de carga

Toros en la bodega de carga
Plaza de toros del barrio de Paco en Manila hacia 1898
Verónica Walker Vadillo el

La foto de una corrida de toros en Manila en el siglo XIX nos sirve para divagar sobre el comercio marítimo entre Filipinas, Asia y América y el intercambio cultural que se produjo durante los tres siglos que estuvo en funcionamiento el galeón de Manila.

Hace unas semanas me crucé con una foto inusual: una plaza de toros en el barrio de Paco… ¡en Filipinas! La foto, de finales del siglo XIX, muestra una plaza de madera bien atendida, sin burladeros, y una andanada decorada de un solo nivel. En la arena, un pequeño banderillero está suspendido en el tiempo poniendo las banderillas a un toro también pequeño. En primera plana, el torero y otro banderillero observan la lucha entre su compañero y el animal, esperando su turno.

La ciudad de Manila en 1896

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Paco es un barrio de Manila en la zona donde hoy se encuentran el Instituto Cervantes y el Casino Español de Manila (donde por cierto, sirven unos callos deliciosos). En 2006 viví cerca de allí mientras trabajaba de voluntaria en el Museo Nacional de Filipinas. Jamás habría imaginado que cien años antes, en algún lugar de aquel barrio se alzaba una plaza de toros. Lo primero que me pregunté en cuanto vi la foto fue de dónde habían sacado al toro. En el paisaje tradicional filipino, son los carabaos (o búfalos de agua) los que ocupan el nicho del ganado. ¿De dónde habían sacado entonces aquel toro tan pequeño? ¿Y cuándo fueron introducidos?

. No es necesario indagar mucho para responder a estas preguntas. En 1895, Wenceslao Emilio Retana y Gamboa se encargó de preparar para el Sr. Conde de las Navas, bibliotecario mayor de S. M., un informe sobre la fiesta de los toros en Filipinas. Retana había llegado al archipiélago en 1884. Por aquel entonces, según nos narra el autor, la fiesta de los toros había desaparecido y no quedaban plazas en las islas. No se si por interés particular o por morriña, Retana parece que tuvo a bien recuperar la fiesta en la colonia, y se dedicó a organizar corridas de toros. En su artículo menciona que tuvo que seleccionar toros, pero que éstos eran muy pequeños.

. Al parecer, estos toros eran un legado del periodo colonial, pero cuándo fueron introducidos los toros en las islas es difícil de estimar. Retana nos cuenta que la primera fiesta de toros en Filipinas de la que se tiene noticia es de 1621, en un impreso publicado en Sevilla donde se narraban las fiestas celebradas en Manila en honor de la Purísima Concepción en 1619. Dos décadas después del hundimiento del galeón San Diego, y cincuenta y cuatro años después de la llegada de Miguel López de Legazpi a las islas.

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Plaza de toros del barrio de Paco en Manila hacia 1898

De acuerdo a Retana, los toros lidiados en aquellas fiestas provenían de China, pero análisis genéticos sugieren que el ganado de filipinas actual es un híbrido entre ganado chino y ganado mexicano. Resulta interesante comprobar a través de esta información que en los galeones de Manila no sólo se transportaban metales preciosos para comerciar en Asia, sino que también servían de vínculo con la metrópoli hasta el punto de transportar un pedazo de España a la colonia más lejana del reino. También parece interesante observar el comercio entre Manila y China, y ver que también se buscaban en Asia recursos que pudieran suplir necesidades locales, como por ejemplo toros para celebraciones. Sin embargo este ganado híbrido no tenía el brío de los toros de lidia de la metrópolis. Tanto Retana como otros testigos de corridas de toros en Filipinas en el siglo XIX cuentan que los toros eran vagos y tímidos, y su tamaño muy reducido. Los toreros eran valientes locales con más audacia que arte. Al final la fiesta taurina no terminó de cuajar, y con la salida de los españoles en 1898 el mundo del toreo terminó por desaparecer.

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Escena de pelea de gallos en el templo Bayon, Camboya

Pero las rutas de comunicación tienen doble sentido, si bien los toros no cuajaron en Filipinas, de las islas partieron marineros filipinos que llevaron consigo su cultura al nuevo mundo. Una de estas manifestaciones culturales parece haber sido la expansión de las peleas de gallos en México. Las peleas de gallos son muy populares en el Sudeste Asiático. De hecho, en el templo de Bayon (Angkor, Camboya) de los siglos XII-XIII d.C., hay representadas varias peleas de gallos (una celebrada incluso a bordo de un barco). Las apuestas que se realizaban en torno al espectáculo pudieron ser el motor de su popularidad. Parece ser que estas peleas organizadas fueron introducidas en México también a través del galeón de Manila. También en la comida se pueden ver influencias en ambas direcciones. El ceviche de Mexico parece proceder del kilawin filipino, una manera de marinar pescado y marisco con cítricos, mientras que hoy en día se pueden degustar  callos, paella y merluza a la vizcaína en muchos restaurantes de Manila.

Escena de una pelea de gallos sobre un barco en Bayon, Camboya

. La expansión marítima de España en el Pacífico sirvió no sólo para suplir la extensa demanda de productos asiáticos en Europa, sino también para establecer intercambios culturales que han tenido un impacto en la historia mundial. La huella arqueológica de este proceso es difícil de ver. ¡Toros en la bodega de carga! Pero nada es imposible. El gran desarrollo de la arqueología científica, que incluye el estudio genético de plantas y animales, y los grandes avances que estamos viendo en la metodología de excavación de pecios nos van a servir para corroborar (o descartar) lo que los textos nos cuentan. Por eso es importante evitar el expolio de nuestro patrimonio sumergido, para garantizar que los pecios se estudien de manera científica, y que todo el material (ya sea oro o huesos de toro) sea procesado con el mismo interés académico.

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Verónica Walker Vadillo el

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