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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

Palabra de Bergoglio…

Carmen de Carlos el

 

Entre la indignación y el agotamiento. En ese lugar tan triste me coloca la última –una más- decisión del Papa con Argentina, su país. Francisco volvió a enviar una carta de solidaridad y ánimo a Milagro Sala, cacique presa desde hace año y medio por, entre otros delitos, intento de asesinato, asociación ilícita, incitar a la violencia, robo en banda, explotación de personas, vínculos con el narcotráfico y malversación de fondos públicos. En la misma, Su Santidad le asegura, “comparto su dolor y sufrimiento” (sic) y le expresa sus “deseos de que todo se resuelva bien y pronto” (sic).
El mensaje, desde el Vaticano, a una persona que está probado que torturó, robó, saqueó, humilló y se aprovechó de los pobres, como lo fue ella antes de convertirse en el brazo armado del kirchnerismo en Jujuy (llegó a prender fuego a la Gobernación), resulta decepcionante para la sociedad y frustrante para una Justicia que –ya era hora- intenta hacer su trabajo.
El Papa, que tan bien parece entender el planeta, tiene un problema con su país y Sudamérica. Los movimientos de Jorge Mario Bergoglio, desde que Mauricio Macri está en la Casa Rosada, dan la impresión de estar destinados a sembrar la discordia y no la concordia en su pueblo. Buena parte de los compatriotas que le visitan en Roma –o los que lo hacen público- forman parte de esa red de corrupción y delincuencia, incluida Hebe de Bonafini, que se extendió por más de diez años en Argentina. Otros, como el ex embajador Eduardo Valdez o el legislador porteño Gustavo Vera, responden al odio visceral al actual Gobierno. Estos, no dudan en ejercer de correa de transmisión del pensamiento crítico de Francisco contra un señor al que votó más de la mitad de Argentina y con sus aciertos y defectos, intenta sacar adelanta un país polarizado y hecho trizas.
El tiempo, en algún momento, permitirá que Jorge Mario Bergoglio vuelva a abrir los ojos en su tierra, como lo hizo cuando era arzobispo de Buenos Aires. Mirar para otro lado, por razones ideológicas u otras, suele tener consecuencias, como vemos en Venezuela, dolorosas y sangrientas. Puede que el Santo Padre, que vive en Roma, no se de cuenta de que, como reza la canción, le están matando a su paloma.
Ojalá que sus “deseos de que todo se resuelva bien y pronto”, como le escribió a Milagro Sala, se traduzcan en justicia verdadera y no impunidad para la mujer que sembró el terror en esa provincia norteña donde pronunciar su nombre, aún hoy, hace temblar a los honestos.




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Carmen de Carlos el

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