Pan y fútbol, entre estos dos frentes se disputa la última batalla en Argentina. Pan que alcanza precios desorbitados y fútbol para hacer política. La inflación -prevista para el 40 por ciento- se lo come todo y el Fútbol Para Todos en la televisión trituró al hombre que prometía limitarse a retransmitir los partidos y ahorrarse las arengas a favor del Gobierno: Marcelo Tinelli.
El escándalo está servidor y tiene todos los ingredientes de un culebrón de medio pelo. Los protagonistas son la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, su hijo Máximo, Hebe de Bonafini, la AFA (Asociación de Fútbol Argentino), ministros y Tinelli, el empresario orquesta. La historia incluye -si las fuentes son sinceras- la dimisión, por un ratito, del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Al actual escenario se llega de la siguiente forma. “Fútbol para Todos” se creó hace unos años como un espacio gratuito de retransmisión de partidos de liga que financiaba el Estado. La decisión, aplaudida por los amantes del balón, pronto desató una avalancha de críticas. Los comentaristas (relatores en Argentina) no sólo daban cuenta de las jugadas, añadían eslogan del Gobierno, avivaban a la Presidenta, a su difunto marido, Néstor Kirchner, criticaban a la oposición, a periódicos y a cualquier voz que no comulgara con los postulados del pensamiento único que impone el “Kirchnerismo”. Todo, mientras los jugadores corrían de un lado a otro de “la cancha”.
El escándalo quedó reducido al derecho al pataleo pero sin consecuencias concretas. Las retransmisiones mencionadas siguieron y las arengas políticas aumentaron. Este año, con problemas en las arcas del Estado, el Gobierno anunció un cambio en “Fútbol para Todos”. La producción pasaría a otras manos, entre éstas, a las del famosísimo “show man” Marcelo Tinelli. Con el trato prácticamente cerrado y hasta elegidos los nuevos “relatores” la operación se vino abajo por la intervención, según los medios locales, de Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta que insiste en conservar a sus “relatores”, eficaces en mantener erguidas las espadas oficiales y las banderas “K”.
Tinelli había contratado a un grupo de periodistas deportivos para que hiciera, exclusivamente, su trabajo de comentaristas de fútbol. La apuesta era local pero sin perder de vista que el Mundial de Brasil está a la vuelta de la esquina. En este contexto, el hombre que mueve a las masas, rechazó contar con los “relatores oficiales”, entre los más famosos Javier Vicente y Alejandro Apo. Ambos, y especialmente el primero, están ligados a la organización política La Cámpora que comanda Máximo Kirchner. Los dos se identifican con “el campo nacional y popular” y la “narración deportiva con compromiso político”en palabras de Javier Vicente.
Llegado este punto Tinelli no dio su brazo a torcer pero perdió el negocio. Mariano Obarrio, en una columna en el diario La Nación, le atribuye a Cristina Fernández una llamada a Julio Grondona, presidente de la Afa desde los tiempos del difunto dictador Rafael Videla. “Se creyó que tiene más poder que yo”, habría dicho antes de exigir la expulsión de Tinelli.
Capitanich, llegado este punto y tras considerar que había cumplido con la misión que creyó encomendada (despolitizar las retransmisiones fichando a la productora de Tinelli), según fuentes extraoficiales, habría respirado hondo y presentado su dimisión. La presidenta no le dijo eso de “¿Te crees que tienes más poder que yo? Pero algo muy convincente debió ser para que “Coqui”, como le llaman ella y sus amigos, no haya vuelto al Chaco.
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