En febrero del año pasado, medio centenar de personas murieron en un accidente de tren de la línea Sarmiento de Buenos aires. Era el quinto en doce meses. Cerca de setecientos pasajeros sufrieron heridas de diversa gravedad. A día de hoy, las causas de la tragedia siguen sin esclarecerse judicialmente.
La historiase repitió esta mañana con los mismos trenes, en el mismo recorrido y en otra parada pero con menos muertos (de momento tres y 154 heridos). El trasfondo de ambos sucesos no es otro que el de la corrupción.
La “Década ganada” de la que habla la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en homenaje a sí misma y a los cuatro años largos de gestión de su difunto marido, tiene estas cosas también: Muertos como consecuencia de subvenciones a servicios que no llegan a destino, licitaciones adjudicadas a dedo con comisiones bajo la mesa, railes deformados de otro siglo, inspecciones inexistentes y decisiones precisas para no perjudicar a los “amigos” o “socios” del poder. Todo, para no olvidar o como diría la viuda de Kirchner, “para tener memoria”.
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