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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

ONG-K9, rescates sin fronteras

Carmen de Carlos el

 

Jordi Hoguet y Santiago Tejerina antes del regreso a España y Argentina

 

Pedro Frutos en el aeropuerto de Santiago

La ONG Unidad Canina-K9  de Creixell lleva unos cuantos terremotos a sus espaldas. Este grupo de rescatistas cuenta con profesionales de distintas partes del mundo con capacidad para movilizarse, frente a las tragedias naturales, con enorme rapidez.  Estuvieron, entre otros, en los seísmos de China, Italia, Filipinas, Marruecos, Pakistán y Haití. También en el de Pisco y en el más reciente de Chile que estuvo seguido de un tsunami. En estos dos últimos doy fe de que fueron los primeros efectivos internacionales en llegar y adentrarse en los enclaves más peligrosos. “Nosotros vamos marcando donde hay personas o cadáveres atrapados. Ese es nuestra misión“, comenta Pedro Frutos, portavoz de la organización.

No saben cuántas personas siguen con vida gracias a su intervención. Con los perros adiestrados señalan el lugar donde hay vida o muerte pero no se quedan para presenciar cómo sacan los cuerpos. “No podemos hacerlo -explica Frutos- porque tenemos que seguir trabajando. Nosotros reducimos el perímetro de búsqueda. No es lo mismo rastrear en un territorio de kilómetros o decenas de metros a la redonda, que tener acotado un espacio reducido.”

 Los rescatistas de K-9 tienen delegación, entre otros países, en Argentina. Viajan con bandejas de comida del Ejército de Estados Unidos, llevan todo lo necesario para sobrevivir y poder hacer su trabajo sin recurrir a nadie. “Tenemos que autoabastecernos porque el objetivo es ayudar. No puedes llegar después de un tsunami o un terremoto y tener que andar pidiendo. Hay que ser autosuficientes“, insiste Pedro Frutos.

En ocasiones les confunden con bomberos. Frutos sospecha que es “por cómo vamos vestidos”.  Llevan monos rojos, cascos y camisetas negras. Los uniformes y el resto de los gastos corren por su cuenta. “Nos financiamos nosotros mismos. Aunque, en ocasiones, -observa- nos regalan algunas cosas. Por poco que sea, cualquier aportación nos viene bien. La contabilidad, para evitar suspicacias, está fiscalizada y supervisada por un juez“. Tan rápidos para ayudar estos rescatistas resultan un poco lentos para buscar un sponsor que tendría garantizado su nombre, en medio mundo, en letras de imprenta y siempre por una buena causa.

Suelen viajar media docena pero el nUmero depende de la magnitud de la catAstrofe. En el terremoto de Pisco (Perú), como en todos, se jugaron la vida. En aquel no sólo fue por rastrear gente entre réplicas que terminaban de echar abajo casas, la catedral o lo poco que quedaba en pie de la ciudad. Los voluntarios de K9 tuvieron que sortear las balas en medio de la noche. Sus quejas por la falta de seguridad en la zona, donde al ocaso comenzaban los saqueos, provocaron la ira del presidente Alan García que les conminó a marcharse.  Tres años más tarde, en el aeropuerto de Santiago, Frutos y sus compañeros recuerdan. “Un escolta de Alán García nos dijo, con lágrimas en los ojos, que si no salíamos del país nuestra vida corría peligro“.

En Chile no tuvieron reparos en denunciar a voces las necesidades de la gente que llevaba abandonada de la mano del Gobierno cinco días. “Tenían que solicitar ayuda internacional pero se resistían. Estábamos prActicamente solos”, recuerda Frutos. Desde entonces ha transcurrido más de un mes. Hoy Pedro Frutos, el portugués Paulo Leite, Jordi Huguet y el argentino Santiago Tejerina están en sus casas. Mañana, donde les necesiten.

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