Nacha, ahora, dijo no. La artista renunció a ser diputada antes de tomar posesión de su escaño. La cantante había dado el do de pecho en la campaña que, aunque por poco tiempo, silenció a los Kirchner con una dolorosa derrota en junio. La actriz, número tres en la lista K del Frente para la Victoria por la provincia de Buenos Aires, interpretó su papel con las tablas que dan décadas de teatro de vanidades y del otro.
Dice que dimite por razones personales pero la gente sabe que actúa. No es la única, antes lo hizo el número dos de su misma lista, el actual gobernador Daniel Scioli y antes que éste el intendente de Tigre y ex jefe de Gabinetr, Sergio Massa y al tiempo o un poquito después un puñado de alcaldes y otros con cargos más lucrativos Ya se pierde la cuenta pero rondaban el medio centenar. Eran y son lo que aquí llaman candidatos testimoniales. O sea, fantasmas de la política que atrajeron a curiosos a las urnas y hoy, una vez más, ahuyentan a los buenos espíritus, si los hay, de la política. Lo malo es que, en el fondo, todos son actores.
