Maradona no acierta una. Derrotado, sin lograr que su selección levante cabeza, el Pelusa se fugó a Italia donde la Policía, lo primero que hizo, fue incautarle sus pendientes de diamantes para amortizar parte de la millonaria deuda que arrastra, desde hace tiempo, con el fisco.
Los rumores de los motivos del viaje varían. Unos dicen que fue a adelgazar, otros que se retiró a meditar su renuncia y los más pesimistas, que volvió a las andadas con la droga y se somete a una cura de desintoxicación. Probablemente los tres acierten pero su aterrizaje, en cualquier caso, debió ser una pesadilla.
Según puso un pie en Merano, los agentes se incautaron de sus pendientes o aretes, como se dice en Argentina. El ex número 10 no se desprende de una hilera de tres diamantes, dos en la oreja izquierda y uno en la derecha, así que se da por descontado que son estos los que entregó personalmente.
Maradona, reincidente en escurrir el bulto de sus obligaciones económicas, incluídas las de su hijo italiano, tuvo que entregar hace tres años dos relojes Rolex en Nápoles. Según recogen las agencias, la deuda que tiene con el fisco italiano asciende a unos 37 millones de euros.
Tras las derrotas, 3-1 ante Brasil de la selección argentina y 1-0 frente a la paraguaya, al Diego lo que le faltaba ahora era encajar este penúltimo gol de la justicia. El último, si no cambian las cosas, podría ser quedarse fuera de la clasificación del mundial de Sudáfrica.
