Llora por ti, Argentina

La detención durante unas horas de un dirigente agropecuario y dieciocho agricultores en Argentina, ha desencadenado una serie de escenas y acontecimientos insólitos. El más surrealista de todos lo protagonizó el Gobierno a primeras horas de la noche.
El marido de la presidenta y los ministros y secretarios más emblemáticos de la gestión que oficialmente encabeza Cristina Fernández de Kirchner, se unieron a varios centenares de manifestantes, concentrados a las puertas de la Casa Rosada, como gesto de apoyo a la Jefa del Estado.
Se supone que era una reacción a los cacerolazos de por la tarde y a los cortes de carreteras en medio país por el arresto de Alfredo De Angelis, el mencionado dirigente y sus compañeros.
Entre los ministros que se echaron a la calle, figuraba la titular de Defensa, Nilda Garré, la misma que confesó públicamente que no tenía la menor idea de lo que era un Fal (fusil de asalto). Minutos antes había llegado el poderoso secretario de Comercio, Guillermo Moreno, willy para los amigos y algunos de los empresarios, locales y extranjeros, a los que suele recibir con la pistola sobre la mesa y las manos en la entre pierna para convencerles de que es más macho que nadie y de que desde el primero hasta el último van a pasar por el arco del triunfo oficial.
Entre la multitud ni rozó el millar- se entreveró a última hora el ex presidente Néstor Kirchner, que acudió escoltado por Julio De Vido, el hombre fuerte de su gestión y de la actual ya que permanece como Ministro de Planificación, departamento enredado e investigado por corrupción y sobre precios multimillonarios en obras públicas.
En el mismo grupo figuraba Ricardo Jaime, secretario de Transporte al que Antonio Mata, ex presidente de Aerolíneas Argentinas, acaba de señalar, en la revista Noticias, por pedirle un soborno de seis millones de dólares para conseguir licencia para su nueva compañía aérea, Air Pampas.
Tarde aunque a tiempo, se incorporó Alicia Kirchner. Al frente del Ministerio de Desarrollo Social, -al que la oposición acusa de fomentar el clientelismo a golpe de neveras regaladas en época electoral o de chequera cuando la familia lo precisa-, la ministra es dueña de un presupuesto enorme como De Vido- y hermana mayor del ex presidente.
Entre los manifestantes pro Gobierno también se atravesó Hebe de Bonafini, titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, defensora de Eta, feliz festejante del atentado a las Torres Gemelas, beneficiada con construcciones y contratas sociales, madrina política de un parricida (Sergio Schoklender, condenado por el asesinato de sus padres) y escolta habitual en los mítines de Cristina Fernández de Kirchner.
El único que faltaba era Luis D´Elía, piquetero y ex funcionario kirchnerista que salió a moler a golpes a la población que en marzo desempolvó las cacerolas contra su Presidenta para que diera marcha atrás en un impuesto abusivo a las exportaciones de soja y otras materias primas. Impuesto, por cierto, que no existe en ningún país miembro de la Unión Europea y que es el causante del conflicto con el campo del que hoy se cumplen 95 días.
En este escenario, inverosímil pero real, los aprendices de D´Elía desembarcaron anoche a puntapiés a las puertas de la quinta de Olivos, donde reside el matrimonio presidencial y donde unas decenas de vecinos daban la murga con las cacerolas para que se arregle la crisis del campo. La policía hizo la vista gorda y la gente que protestaba se tuvo que ir calentita y resignada a la cama.
Entre medias, otros dos ministros, Alberto Fernández (Jefe de Gabinete) y Anibal Fernández (Interior) comparecían en público para justificar la detención de De Angelis, un profesional de los cortes de carretera que al Gobierno le parecían bien cuando bloqueaba los pasos a Uruguay y fastidiaba a Tabaré Vázquez pero que ahora, al sufrirlos en carne propia, le aplican como no hicieron antes el peso de la ley.
Síntesis y resultado de una jornada inaudita en la que el campo, que lleva tres meses en huelga intermitente, a final, volvió a convocar un paro que se prolongará hasta el miércoles. Todo, para llorar.