Ayer dediqué mi artículo de papel de ABC a los estudiantes de Politicas y a su vocación política (“Apasionados por la política”). Y he aquí que hoy encuentro en la portada del XL Semanal un estupendo ejemplo de por qué es necesaria la formación en política para evitar decir estupideces sobre política. Sobre todo, cuando eres un influyente inversor y el mundo atiende con gran interés a tus ideas.
El tipo se llama Sam Altman y se lo propongo a Santi González para su sección del Desfibrilador de Tontos en Herrera en Cope. Ocupa la portada de hoy de XL Semanal porque el hombre quiere establecer la renta básica universal de 1000 dólares. “Este hombre quiere darte un sueldo al mes a cambio de nada”, titula XL Semanal, pero, cuando uno lee el artículo, descubre que el titular es engañoso, porque lo que realmente propone Altman es que los Estados, es decir, todos nosotros, paguemos ese salario por no hacer nada.
Ni una sola palabra en todo el artículo sobre el número de salarios a cambio de nada que paga el propio Altman. Dado que es “el inversor más influyente de Silicon Valley”, según el artículo, podría dedicar una parte de sus enormes ganancias a tal propósito, pero no, por supuesto, el tipo quiere que lo paguen los demás.
Y tal estupidez sale de un analfabeto político, ¿y moral?, que afirma que “me resulta más fácil expresar ideas controvertidas en China que en California”. ¿Cómo es posible que alguien atienda a las ideas de un personaje que desconoce la diferencia entre una dictadura y una democracia? ¿Y que cree en la existencia de libertad de expresión en China?
Pena que, en lugar de proponer un renta básica universal pagada por los contribuyentes de las democracias, no se le haya ocurrido sugerir un sistema democrático y libertad de expresión para China, ese país donde se siente tan libre para opinar...
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