Es muy habitual eso de oír encendidas críticas a las corridas de toros en restaurantes donde la gente se come, con la conciencia completamente tranquila, el pobre marisco que cuecen a fuego lento delante de sus narices y que acaban de sacar de la pecera del escaparate. Y no cuestiono que critiquen las corridas de toros. Cuestiono que se preocupen por los toros mientras pasan ampliamente de la muerte lenta y terrible de las langostas. Cuestiono la incoherencia. Y aún me sigo sorprendiendo de lo extendida y ampliamente aceptada que está. De la cantidad de campañas de defensa de animales llenas de este tipo de contradicciones
Como las campañas o las proclamas en contra del uso de las pieles. La de Stella McCartney, por ejemplo, en una entrevista en el último número de Mujer Hoy Corazón. McCartney, hija de Paul, es, en mi opinión, una notable diseñadora de moda, antes en Chloé y ahora en su propia firma. Pero es mejor quedarse con sus diseños que con sus palabras.
Cuenta McCartney muy orgullosa en la entrevista de marras que rechazó hace algún tiempo una oferta para ser diseñadora de Gucci porque no aceptaron su condición de no trabajar con pieles. El problema es que la revista ilustra sus palabras con una fotografía de Stella en la que podemos admirarla con unas fantásticas botas de piel.
No vemos el bolso pero me apuesto toda mi fortuna a que es de cuero, como los que diseñaba para Chloé o ahora para su firma. O sea, que nada de matar algunos animales, visones, nutrias, zorros y demás, pero a los pobres terneros, vacas y semejantes, que les den. ¿O es que pretenden que Stella McCartney se calce unos zapatos de plástico? Con lo incómodos que son…
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