Víctor Laínez ha sido víctima de la violencia ultraizquierdista, una violencia minoritaria como lo es la ultraderechista pero con un rasgo que la hace más peligrosa y más grave que ésta; y es que la violencia ultraizquierdista encuentra un relevante apoyo político y social.
Hay que leer a estas horas la crónica de Roberto Pérez, corresponsal de ABC en Aragón, donde relata los apoyos constantes del ayuntamiento podemita de Zaragoza al presunto asesino, Rodrigo Lanza. A pesar de haber sido condenado por dejar tetrapléjico a un policía municipal, a pesar de sus ideas ultra y violentas, o, más bien, precisamente por ello.
Podemos ha amparado a varios personajes condenados por actos violentos, entre los más conocidos, el apoyo de Iglesias a Bódalo, y ha sostenido y liderado numerosos actos de acoso a representantes de derecha y, en algunos casos, también del socialismo. Y, por supuesto, ha acompañado al nacionalismo radical en su acoso a los símbolos nacionales y a quienes se sienten españoles. Y este partido no sólo tiene más del 20% del voto, sino que recibe el respeto y las simpatías de amplios sectores sociales.
Es ese el ambiente político y social en el que se ha producido el asesinato de un hombre por llevar tirantes con la bandera nacional.
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