Los ciudadanos tienden a ser mucho más benevolentes con los errores de los medios de comunicación que con los errores de los políticos. Aún más, los ciudadanos tienden también a pensar que los errores de los medios son simplemente eso, errores, mientras que los errores de los políticos son convertidos en mentiras.
De ahí que nadie haya hecho mucha sangre del error de El País el sábado pasado atribuyendo el atentado de Noruega al islamismo y que yo comentaba en un post del pasado domingo. Y, sobre todo, de ahí también que la mayoría haya corrido un tupido velo sobre el hecho de que fuera precisamente El País, el que ahora ha atribuido al islamismo un atentado de la extrema derecha, el más brutal en su día, acusando de mentir al Gobierno de Aznar por atribuir a ETA en las primeras horas el atentado del islamismo. Y eso lo hizo El País y con él toda la izquierda española, y muy especialmente el candidato Rubalcaba en aquella famosa comparecencia del 13-M, a pesar de que el propio periódico hizo una primera edición con la misma equivocación del Gobierno de Aznar.
Ahora vuelve a cometer por segunda vez el error y, eso sí, el periódico no tiene más remedio que reconocerlo en la sección de la Defensora del Lector, tantas han sido, al parecer, las cartas de queja de los lectores. Y la Defensora del Lector de El País, Milagros Pérez-Oliva, muy solvente, por otra parte, en todos sus artículos, ofrece una reflexión final coherente y sensata: “El afán de ser los primeros no debería llevarnos a adelantar los acontecimientos. Si no se sabe lo que ha ocurrido, mejor no especular. Porque en estos casos, querer ser los primeros puede llevarnos a ser los primeros en equivocarnos”.
En efecto, fue una mera equivocación producto de las prisas y la ansiedad de las primeras horas. Totalmente de acuerdo. Pero, ¿por qué en su momento la equivocación del Gobierno de Aznar fue para este periódico y para Rubalcaba una mentira? ¿Quizá porque necesitaban electoralmente que tal error fuera percibido como una mentira?
Terrorismo
