Rosa Díez sigue siendo la política mejor valorada por los españoles según la encuesta del CIS publicada ayer. Además, acaba de ganar el congreso de su partido por una amplísima mayoría, y aunque la intención de voto a UPyD desciende un poco en la citada encuesta, se sitúa en un significativo 7,7%, por encima de su actual representación parlamentaria.
Y, sin embargo, Rosa Díez tiene tres problemas que amenazan su éxito y el de su partido, seguramente antes de las próximas elecciones.
Primer problema: el resumido por JM Nieto en su viñeta del martes en este periódico, su ocupación absoluta de todo el poder e imagen de UPyD. Lo que no sólo contradice su discurso sobre la renovación de los partidos y el poder, sino que limita el partido a ella misma y lo convierte en el partido más unipersonal de España.
Segundo problema: la indefinición ideológica. Más allá de la defensa de la unidad de España, ¿cuál es la posición ideológica de UPyD? El aumento de la intención de voto y la creciente posibilidad de que UPyD pueda ser un partido relevante para las alianzas que sostengan el próximo Gobierno de la nación hará a los votantes más exigentes con la necesidad de esa definición ideológica.
Tercer problema: el más importante, el de la unidad con Ciudadanos. Una cosa era que Rosa Díez se negara a esa alianza cuando Ciudadanos era un partido de ámbito únicamente catalán, pero ahora que se ha convertido en una opción nacional con la marca Movimiento Ciudadano y con el ascenso de Albert Rivera, ¿cómo justificar la negativa a la unidad de dos partidos que persiguen los mismos objetivos? Y si esa unidad no llega, ¿qué ocurrirá con los votos de UPyD? ¿Se repartirán con Movimiento Ciudadano?
