Las encuestas y, por supuesto, el triunfo electoral en Cataluña. Ambos elementos han condicionado su decisión de no ceder un diputando al PP catalán para formar grupo parlamentario. Pocos se han creído el argumento de que lo hacen para ahorrar a los contribuyentes el dinero que debe asignarse a cada grupo parlamentario. Sobre todo, porque esa cesión es una tradición de partidos de todos los colores ideológicos y entra dentro de la dinámica de los pactos en los Parlamentos.
Y, además, porque Ciudadanos ha arrasado al PP en Cataluña en parte debido a un voto útil dirigido a posibilitar un Gobierno del constitucionalismo. Un voto útil proveniente en buena medida del PP y que ha sido parte de un voto por bloques, el bloque independentista y el constitucionalista. De hecho, Inés Arrimadas ha renunciado a la investidura precisamente porque da por supuesto un funcionamiento del Parlamento a partir de la división en dos bloques. O que el PP es un aliado de C’s en uno de los bloques.
Y, sin embargo, C’s ha elegido la confrontación con el PP porque cree estar en situación de sacarlo del mapa político catalán, y, sobre todo, porque las últimas encuestas le hacen pensar en la posibilidad de sustituir al PP en el resto de España. Tanto la encuesta de El País que le ha augurado el triunfo en unas Generales como la de este periódico que le da un resultado muy ajustado con el PP y con el PSOE.
Ciudadanos olvida que encuestas parecidas erraron estrepitosamente en el pasado, confunde Cataluña con el conjunto de España, cuando sus comportamientos políticos nada tienen que ver, y se deja acariciar por la tentación de una retirada de apoyo al Gobierno y la consecuente anticipación de las Elecciones Generales de resultados más que inciertos para C’s.
De momento, y con su decisión de denegar un diputado al PP catalán para formar grupo parlamentario se ha ganado una de sus primera críticas mediática mayoritarias, quizá la primera.
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