No sé hasta qué punto el estrés de sus enormes responsabilidades en el último año ha influido en la repentina muerte del fiscal José Manuel Maza. Posiblemente, porque era necesario un enorme coraje para hacer lo que él ha hecho y otros no fueron capaces: aplicar sin vacilaciones la ley a los secesionistas catalanes. Y ese coraje implica una tensión y un esfuerzo que a veces se pagan, incluso con consecuencias fatales como en este caso.
Vivimos en un paÃs donde hace falta ser un valiente para aplicar la ley a determinado tipo de delincuentes, por ejemplo, los golpistas catalanes. Es desde hace cuarenta años uno de los déficits de nuestra democracia, y Maza ha representado la ruptura y la valentÃa de quien fue capaz de comenzar a afrontarlo.
No le conocà personalmente, pero sólo una vez tuve la oportunidad de hablar con él a través de las ondas en una entrevista que le hizo Carlos Herrera en Cope. Como le describen todos los que le han conocido, eran suficientes unos minutos de entrevista para percibir sus cualidades. Muy inteligente y contundente, y amable y simpático al mismo tiempo. Y tan concienzudo que, cuando comprobó, tras acabar la entrevista, que no habÃamos entendido bien una de sus respuestas, llamó de nuevo al programa para disculparse por haberse expresado mal y para aclarar la confusión.
Será muy difÃcil que el Gobierno encuentre a alguien que pueda igualar su capacidad, su inteligencia y su valentÃa.
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