Tras su desastre electoral, el PSOE sólo tenía una salida esperanzadora: convocatoria de congreso extraordinario, elección de nuevo Secretario General y candidato y convocatoria de elecciones anticipadas. Siempre, claro está, que hubiera un candidato poco contaminado por la corresponsabilidad en la gestión del Gobierno, es decir, un candidato alternativo a Rubalcaba y Chacón.
Pero lo anterior no va a ser posible, por tres factores. Primero, quien aún controla los principales resortes del partido es el secretario general y presidente del Gobierno. Y no quiere un congreso extraordinario porque eso le obligaría a irse a casa inmediatamente. Y ya ha anunciado esta mañana que no lo habrá y se celebrarán las primarias, como estaba previsto. Y, según El País, ha controlado el conato de rebelión.
Segundo, aún si Rubalcaba pudiera ganar todavía esa batalla y provocar el congreso extraordinario, su elección no resolvería los problemas socialistas. Rubalcaba es percibido como mano derecha de Zapatero y co-responsable de todas sus políticas, y es difícil, probablemente imposible, que tenga liderazgo para sacar al PSOE de su crisis.
Tercero, por el momento, no se ve por ningún lado al posible candidato alternativo no contaminado por la responsabilidad de Gobierno y que sea percibido como una alternativa a Zapatero. Y es difícil que lo haya porque nadie quiere intentarlo en el peor de los contextos posibles para el Partido Socialista.
Por lo que el escenario más posible, a no ser que haya grandes sorpresas en los próximos días, es el de unas primarias que dejen la crisis socialista en el mismo punto en el que está a día de hoy.
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