Lo mismo que Tania Sánchez tiene un hermano metido en complicaciones, Manuela Carmena, la candidata de Podemos a la alcaldía de Madrid, tiene un marido metido en otras complicaciones. De explotación de trabajadores, lo llamarían ellos, los de la extrema izquierda. E incluso cosas peores, porque el tal marido traspasó varias propiedades a Carmena justamente un poco antes de que lo condenaran a pagar a sus trabajadores lo que les debía.
Todos los detalles de los arreglos de la pareja en Libertad Digital que ha investigado el asunto.
Como bien ha dicho esta tarde Esperanza Aguirre a ABC: “Si mi marido me hubiera donado a mí su patrimonio (en el caso de Carmena, su vivienda, su finca en Espinar y un tercio de su despacho) y hubiera dejado de pagar los salarios de sus trabajadores, condenado como está por sentencia firme de lo Social, en España no se hablaría de otra cosa, me estarían linchando en la plaza pública“.
Pues sí, sería titular de todos los medios. Pero con Podemos, también con Ciudadanos, ocurre que los ciudadanos que se han entusiasmado con ellos aún quieren creer que son más limpios y éticos que los demás. Y se resisten a las evidencias, a la verdad de que en Podemos hay la misma corrupción y los mismos problemas éticos . Ahora, una más, la de esta candidata que de tan pura y progresista que era hasta eligió los zumos, el agua y las ensaladas como su comida y bebida preferidas en aquél cuestionario cuya crítica tanto enfureció a sus seguidores.
Ahora, la cosa no es cómica, como en el caso del cuestionario. Es bien seria. Y aún más en un partido extremista que no sólo da lecciones morales a los demás sino que defiende el acoso violento contra los políticos y partidos que no le gustan. Si el marido de Carmena lo fuera de Aguirre, a buen seguro que a éstas horas le estarían haciendo eso que ellos llaman un “escrache”. Por “casta”, por “explotador”, por “insolidario” y por “tramposo”.
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