A Ciudadanos le ocurre lo que a Podemos en sus primeros meses de gloria, que se le pasan por alto las contradicciones, por tremendas que sean. Hasta que le estallen todas a la vez, como a todo el mundo.
Pero yo escucho a Albert Rivera, por ejemplo, hoy, en su mitin de Valencia, presumiendo de pureza absoluta, de “cambio profundo”, de “revulsivo”, “para que no nos sigan gobernando todos los que nos han traído hasta aquí y que no son capaces de entonar un mea culpa”, y me acuerdo de su diputado imputado.
Sí, de Jordi Cañas, de ese diputado de Ciudadanos en el Parlamento catalán que fue imputado por fraude fiscal y dimitió de su escaño pero fue inmediatamente contratado por Ciudadanos como asesor de su eurodiputado Girauta. O sea, recolocado, y por los mismos que presumen de ser implacables contra la corrupción. Por los mismos que exigen a Susana Díaz la dimisión de Chaves y que, supongo, ¿aceptarían que Susana Díaz lo recolocara inmediatamente de asesor? Por los mismos que prometen limpieza absoluta frente a los viejos partidos.
Igual de extraordinaria que la recolocación del imputado es la justificación de Albert Rivera en una entrevista con Ana Pastor en febrero de este año. Porque, se defendía Rivera, “no es corrupción política”, “es un tema personal”, “es un gran profesional, tiene un master de Comunicación y sabe de lo suyo y por eso ha sido contratado por Girauta”, y hasta ” porque no lo ha contratado Ciudadanos sino Girauta”. Asombroso….
Sin categoría
