Vistas las reacciones al discurso y cambios en el partido acometidos por Rajoy, está claro que el antirrajoyismo se mantendrá incombustible hasta las Elecciones Generales … Haga lo que haga Rajoy.
El presidente hizo ayer justamente lo que pidieron los críticos, pero el antirrajoyismo ha concluido lo que tenía pensado antes de conocer los cambios, que no le valen las decisiones de Rajoy. Aunque el presidente hiciera la autocrítica exigida y los cambios en las tres áreas más señaladas, la comunicación, el partido y el discurso político.
Ha reforzado la comunicación, no sólo con el nombramiento de Pablo Casado sino también con la consigna de que el PP debe estar más en los medios. Se ha puesto él mismo al frente de la actividad diaria del partido y de la campaña electoral y ha reforzado la comunicación entre partido y Gobierno, y ha hecho el discurso político duro pedido por una buena parte de la derecha, sobre la izquierda y sobre el independentismo catalán.
Pero el sector antirrajoyista se ha mantenido en sus trece. En que nada que no sea un harakiri de Rajoy le vale, a partir de la lectura de que su triunfo electoral en las Municipales y Autonómicas ha sido en realidad una debacle. Mientras que el PSOE que ha perdido, y con el peor resultado de su historia, no sólo no pide cambio alguno a Sánchez sino que lo acaba de encumbrar como gran y único candidato a las Generales, pasando de esas primarias que iban a hacer.
La historia de siempre, la de la derecha suicida ocupada en autodestruirse incluso cuando acaba de ganar unas elecciones y todas las encuestas dicen que va a ganar las siguientes.
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