La izquierda gusta de añadir fobia a múltiples conceptos para denostar supuestos males congénitos de la derecha. “Gitanofobia” es la última fobia que preocupa a la izquierda, lo destacaba ayer un artículo de El País, a pesar de que el ministro más famoso por sus expulsiones de gitanos en situación irregular sea el socialista Manuel Valls.
Pero el mismo periódico publicaba también una carta de Baltasar Garzón, del rector de la Complutense, José Carrillo, y de varios exdirigentes de IU que bien podríamos calificar como la enésima muestra de esa derechafobia tan común en la izquierda española. Bajo el título “El objetivo es derrotar a la derecha”, explicaban los anteriores por qué van a ir a la Conferencia Política del PSOE y por qué proponen una alianza con ese partido. Respuesta, según los firmantes, para derrotar a la derecha, motivación que ha alentado y alienta múltiples alianzas de la extrema izquierda con el Partido Socialista.
Derechafobia, enormes dificultades para aceptar la legitimidad de los Gobiernos de derechas, y no motivos programáticos. Además de las ambiciones políticas de los firmantes, Garzón, especialmente, que quiere volver a la política y presentarse de nuevo, como en 1993. Si se leen los motivos, el manifiesto mueve a la risa, dado el nivel argumental más propio de un grupúsculo estudiantil de poca monta. Ideas como la “crueldad y devastación del gobierno de Mariano Rajoy”, o su “protección de los poderosos apoyándose en los sectores más conservadores de la sociedad”, o la “brutal involución de los derechos” salpican el escrito.
Y causa perplejidad, cuando la carta reivindica la democracia de calidad y la transparencia de lo público, bajo el auspicio del condenado exjuez Garzón.
Pero la carta y movimientos varios de la extrema izquierda y del propio socialismo muestran que se acrecientan las posibilidades de una alianza del socialismo con la extrema izquierda para el Gobierno de la nación tras las próximas elecciones generales. La derechafobia los une. Mientras que el miedo a esa derechafobia, el miedo a que los tilden de derechas, frena, de momento, las posibilidades de pacto de UPyD o Ciudadanos con el PP en el otro lado. Es la ventaja de la izquierda y la desventaja de la derecha.