La pregunta sobre ambos escándalos de corrupción es obvia: ¿por que Luis Bárcenas está en la cárcel y no lo está ninguno de los miembros de la familia Pujol a pesar de que sus presuntos delitos son muy semejantes y también los peligros como la destrucción de pruebas o la huída?
Según el abogado García Montes, ayer, en el programa El Cascabel de 13tv, si Bárcenas está en la cárcel, también deberían estarlo algunos de los miembros de la familia Pujol, y si los jueces no lo han decidido así, la razón es que no lo ha pedido la Fiscalía. En otras palabras, según García Montes, hay una voluntad política distinta en aquel caso y en este.
Y lo inquietante de la teoría anterior es que parece consistente a la luz de los hechos. Y, además, profundiza las sospechas políticas sobre el escándalo Pujol, las referidas a todos los años en que se hizo la vista gorda sobre múltiples datos y operaciones sospechosas.
Desde la Generalitat, obviamente, desde donde, además, tuvo que haber colaboración para esos delitos. ¿Pero también desde el resto de instituciones del Estado, con la consecuencia, entre otras, de que parte de los supuestos delitos están prescritos?
Y si los efectos de la corrupción son nefastos para la legitimidad de las instituciones democráticas, lo son bastante más los efectos de la percepción de un tratamiento distinto de los casos de corrupción según colores políticos, presiones y grado de poder de los corruptos.
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