Comienzan a brotar las primeras reacciones intolerantes desde el nacionalismo a la victoria constitucionalista de ayer. Incluso la de un dirigente al que tengo por moderado y respetuoso, el presidente del PNV de Vizcaya, Andoni Ortuzar. Es posible que lo suyo haya sido un mal momento pasajero, una frase desde la irreflexión. Pero el caso es que Ortuzar ha afirmado hoy que un Gobierno del PSE, el PP y la UPyD sería una agresión política.
Algo que jamás dijo, por ejemplo, el PP en Galicia en estos cuatro años en que ha estado en oposición, a pesar de ser el partido más votado en 2005 y con más distancia sobre el segundo que la que tiene el PNV sobre el PSE. Porque el PP sí aceptó la legitimidad de una coalición que está en las reglas de nuestro sistema parlamentario.
Pero me preocupan más otro tipo de reacciones que he visto, por ejemplo, en algunos de los lectores que intervienen en el debate de este blog. Los que firman como Euskaldunes y creen que hay vascos de dos categorías. O, mejor dicho, que creen que sólo ellos son vascos y que gentes como Patxi López, Antonio Basagoiti o yo misma no somos vascos. Porque no somos nacionalistas.
Pero he aquí que la mitad de los vascos, repito, nada más y nada menos que la mitad, y en las elecciones generales más que la mitad, somos de esos vascos, de los que nos sentimos españoles y tenemos el mismo derecho a tener un Gobierno constitucionalista que los nacionalistas a tener uno nacionalista. Siempre que sumemos en las urnas, claro está. Que es lo que ha ocurrido esta vez.
Intolerancia
