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Blogs Cuentas conmigo por Yolanda Gómez

Lo bueno de la crisis

Yolanda Gómez el

El juez Elpidio José Silva nos ha vuelto a sorprender al decretar prisión, y esta vez sin fianza, para el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. ¡Para que luego digan que los banqueros se van de rositas!

Los ciudadanos tenemos muy claro que los excesos que cometieron muchos directivos de cajas de ahorros durante la época de vacas gordas tienen que ser castigados. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos de ellos dejaron sus cargos con indemnizaciones millonarias, y que ahora somos los contribuyentes con nuestros impuestos los que hemos tenido que salir al rescate de esas entidades financieras. Cosa, por cierto, que no me parece mal, ya que la alternativa era que miles de ahorradores inocentes podían haber perdido el dinero allí depositado, o que el devolver esos ahorros era más costoso que el rescatar a la caja.

Dicho todo esto, tengo muchas dudas de si el ingreso en prisión sin fianza para Blesa es una medida proporcionada al delito cometido, o está dictada más por el ansia de notoriedad y la animadversión hacia los banqueros. De hecho, creo que se hace un flaco favor a la justicia si el juez, por pasarse de frenada, acaba convirtiendo al señor Blesa en una víctima, y se consigue el efecto contrario al que se pretende.

En todo caso, creo que si hay algo positivo en esta crisis es que están saliendo los trapos sucios de todas las instituciones que se han enriquecido en la etapa de bonanza, y que ahora tienen que responder ante los tribunales: hay casi un centenar de dirigentes y consejeros de entidades financieras imputados; hay decenas de políticos de todos los colores respondiendo ante la Justicia, y las investigaciones llegan hasta la Casa Real. Al final, la Justicia está funcionando, y es muy probable que antes o después quienes han robado, han abusado de su posición o han perjudicado gravemente a las arcas públicas acaben pagándolo. Si al menos conseguimos que devuelvan lo que se han llevado, ya habría merecido la pena este proceso. Quiero creer que los malos tiempos también han hecho que los ciudadanos seamos menos transigentes con esas actitudes corruptas. Aquí no vale todo, y tenemos que demostrárselo a nuestros políticos con el único instrumento que tenemos en nuestras manos, el voto. Si es así, al menos la crisis estará sirviendo para algo. Aparte, claro está, de evitar mucha corrupción: de donde no hay, no se puede sacar.

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